Entretejiendo versos una mujer se inaugura en el mundo de García Márquez, Neruda y Juan Ramón Jiménez. “Dulce Osadía” que pinta de cuerpo entero su pasión. “Sentimiento, enjambre de ideas, y coplas”. Nunca te rindas. No dejes de creer en la poesía, las palabras que asumidas con sinceridad, siempre propiciarán los mejores cambios y realizaciones personales.
Es duro y estresante el ejercicio poético. Es tejer y entretejer figuras literarias para insuflar vida a todo aquello que brota del corazón del poeta.
Violeta por ahora se mueve mejor en la Oda y el Verso libre. Eso también lo ha venido aprendiendo de Neruda.
El verso clásico practicado por los escritores de todas las escuelas, exige mucho trabajo, práctica y disciplina, pero cuando consigues dominarlo bien, se intensifican sus frutos. No es verso antiguo, es de todos los tiempos y lugares entre clásicos y modernos.
Neruda surgió a los 20 años con “Veinte poemas de amor . . . “ mezcla de verso clásico y verso libre: sin rima en las terminaciones de los pie de versos; pero exacto en la medida (14 sílabas rítmicas), es decir, alejandrinos, como en:
Te recuerdo cómo eras en el último otoño eras la boina y el corazón en calma, etc.
Yo, hago votos, estoy seguro que, sin desfallecer, pronto encontrará su propia voz. Este libro contiene los primeros y fuertes destellos y chispazos.
“Ponme como un sello en tu corazón (cantaba Salomón en “El Cantar de los cantares” –y Dios es el Sello Real, el sello divino y las copias (nosotros) las copias humanas. Esta claro que somos hechos a su imagen y semejanza; más aún la poesía que teje y entreteje.
Eternidad (lo permanente) e instantes (lo efímero) es precisamente lo que hace que la metáfora, la esencia poética, de las palabras, de las figuras literarias, eternizan el instante. La metáfora, es decir la poesía en su magia, captura y eterniza los instantes. He allí el valor del arte y la palabra. Y es lo que hace- y Violeta ha aprendido de J.R. Jiménez- en su obra: “Eternidades”.
Y todo ello, buscando –todos buscamos- la felicidad. Pero Santa Teresa dice: La felicidad no existe: sólo existen momentos felices. La poesía es un eterno presente. Las nubes que pasan y pasan, ya no las volvemos a ver; pero esas estrellas que vio el poeta Fray Luis de León cuando escribía, son las mismas que ahora mira en un momento de descanso cuando también escribe estos poemas Violeta. ¿La poesía nos acerca a Dios? Todo un misterio.
Y no podía faltar la poesía infantil (Mi mascota) plena de ternura y sencillez, con el verso rítmico y juguetón.
En “Señor bendice a mi hija” su poesía se vuelve oración.
Pero en “Empodérate mujer” y mujer triste” el verso se torna humano, tal vez demasiado humano.
Momentos de desazón, todo parece volverse nada cuando la Señora Muerte la visita para llevarse a su señora madre cumpliendo el indefectible sino, pues as inminente la partida.
En “Salva mía”, le gana el sentimiento de amor a la naturaleza y el paisaje donde se arraiga.
Desde nuestra ventana también se puede mirar el mundo dice Lao Tse: Ese mismo sentimiento nos despierta Violeta en su “Oda al Libro”.
En “Nostalgia de mi barrio”, lo sencillo y cotidiano barre su calle con el polvo de la nostalgia. Bebamos de su fuente poética.
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Oswaldo Gonzaga Salazar
De Folklore , Arte y Literatura