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viernes, abril 26, 2024

El tiempo moderno no debe ser pretexto para dejar de leer lo clásico

Lo que significa esta XII Feria del Libro y Expresiones Culturales de la Amazonía, Gavino Quinde Pintado, va más allá de las presentaciones y exhibiciones de libros, de editoriales, de pinturas, de exposiciones, que son el complemento y responden a la argumentación por ejemplo de un texto, que siendo escrito como narrativa o en verso o en drama, siempre exigirá preguntas como: ese hombre que estamos viendo en la calle, ¿está representado en la obra?; esa mujer que a veces se ve vapuleada por la persona que supuestamente la ama, ¿está representada? Esta sociedad de migrantes venezolanos y que se está convirtiendo en un problema para nuestras autoridades, y que ciertamente no debe convertirse en problema, únicamente aplicar lo drástico en migraciones y punto. Todo esto, la narrativa de hoy debe abordar su análisis en una obra literaria.

El pan literal que se compra es una materia física digerible en el organismo; el pan espiritual que se compra a través de un texto, de una obra literaria, no es digerible de una manera inmediata y física, pero sí se ve sus efectos en los hábitos y en las visiones que le empiezan a nacer a una persona que lee no por imposiciones, sino por el sano deseo de la vocación que le va naciendo.

Las bibliotecas en los colegios están casi ausentes del usuario permanente que deben ser los alumnos(as). Hay colegios que tienen ediciones de textos clásicos y modernos que no vienen siendo explotados, ni mucho menos explorados. En la Biblioteca de la ciudad (Tarapoto), por ejemplo están casi todos los clásicos de las escuelas literarias de todos los tiempos, pero faltan ahí los lectores que deben ser como ratones que empiecen a roer las páginas de los textos. Si esto sería así, el comportamiento social de la juventud tuviera otros alcances y renovaciones favorables para la familia. Los celulares serían utilizados con mayor criterio razonable, sin usurpar la imaginación y la actividad verbal como lo viene haciendo hoy en día, donde no solo la juventud se ve absorbida por esta realidad tecnológica, sino también los adultos se ven envueltos y tomados como rehenes y como tristes individuos y solitarias almas que no tienen con quien hablar en su entorno, a pesar de las sientas de almas que se entre cruzan.

Los libros físicos siempre tendrán un sitio de preferencia en el hogar, en el colegio. Por más que los textos digitales aparentemente suele ser que se van imponiendo, arrastrando a ese ser humano que estando en grupo y colectivo, está en ausentismo totalitario. Lo contrario de los textos físicos que no te pide otra cosa más que abrir sus páginas y explorar sin ningún peligro visual la riqueza de sus contenidos.

Ciertamente todo tiene su época, pero si hacemos el cotejo de las comparaciones, todos los clásicos que pasaron a la historia futura de todos los tiempos, no hubiesen sido lo que son, si la tecnología que nos aplasta hoy, hubiesen existido en su tiempo. Por una sola razón lógica y dialéctica al mismo tiempo, cuando Gabriel García Márquez, al manifestar que con su máquina de escribir mecánica, que usaba para esbozar sus narrativas, decía que tenía tiempo para todo, a pesar de lo lento que eran las máquinas aquellas, y luego manifestaba con la computadora que utilizaba, (producto del tiempo moderno), decía que no tenía tiempo para nada, a pesar que las computadoras y todas sus mínimas versiones tecnificadas son tan rápidas y veloces.
En consecuencia, el tiempo moderno con toda su tecnología de punta no es pretexto para dejar de hacer lo que hizo un escritor clásico: lectura concentrada y permanente sin interrupción; escritura disciplinada y permanente sin interrupción.

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