La historia nos dice que Tarapoto era una ciudad apaciblemente hermosa, los recuerdos contados por nuestros abuelos ponían en manifiesto la calma de un lugar de ensueño y tradición. El terrorismo alteró la tranquilidad, pero logramos salir de eso. Y hoy, muchos años después, la sangre vuelve a invadir las calles y la inseguridad entra a nuestras casas y se sienta en la mesa para compartir el pan de cada día.
Las autoridades nuevecitas al principio emanan aroma a interés por trabajar en temas de seguridad, sus discursos de entrada tienen estilo y nos dan esperanza, normalmente endulzan a muchos, pero luego, como ahora, sus discursos se convierten en susurros lejanos y superficiales, tanto como la paciencia de un cura cuando está atendiendo confesiones y recomendándoles su penitencia. Cualquier parecido con la realidad, no es pura coincidencia.
Tarapoto es una de las principales urbes turísticas y comerciales de la Amazonía Peruana. De rutas impresionantes y escenarios naturales que ésta enigmática selva posee y exhibe, hoy la Ciudad de las Palmeras se ha convertido en escenario perfecto para la delincuencia. Sus calles son rutas del terror, las palmeras se han secado y ya no calienta el sol incandescente, ahora nos atraviesan balas cargadas de violencia.
La delincuencia se ha vuelto parte de la familia, abre la puerta, entra con confianza, se sienta en la silla y desayuna, almuerza y cena con nosotros. Se ha convertido en algo normal. Sin embargo el coronel envió un mensaje a toda la población, pidiendo que no nos alarmemos. Gracioso, irónico o jalado de los cabellos, ya no se sabe qué pensar de nuestras autoridades y efectivos policiales.
Nos roban al paso, entran armados a los centros comerciales y quitan miles de soles y además irrumpen nuestras casas, todo esto a la vista y paciencia de todos. La vida y la tranquilidad, se ha botado al tacho de basura. Tarapoto está al rojo vivo.
¿Qué está sucediendo? ¿Por qué los asaltos se dan a diario y a cualquier hora? ¿Por qué el coronel nos pide que no nos alarmemos, si a cada segundo nos quitan el dinero que tanto esfuerzo nos cuesta conseguir? Éstas son algunas de las tantas preguntas que muchos nos hacemos, lamentablemente las respuestas están en el aire, en los despachos municipales y regionales, en las comisarías o en algún evento por aniversario.
Atrás quedó la apacible calma que tenían las personas para viajar, salir o simplemente trabajar. Esa tranquilidad se está transformando en un caos que puede generar más pérdidas materiales y hasta humanas.
Con la paciencia de una cocinera haciendo su pastel de cumpleaños, se efectúa un asalto a unos metros de la comisaría de Tarapoto, en una ladrillera, en una bodega de Morales, en un centro de diversión nocturna y hasta en la puerta de la casa de un profesor en Circunvalación. Así, a vista y paciencia de todos, mientras tanto, un mega operativo de aquellos, sigue distrayendo de su accionar a los efectivos policiales, quienes también deberían resguardar las calles y hacer tareas de inteligencia.
¿Quiénes velan por nuestra seguridad? La seguridad ciudadana se desplaza por el desagüe, dejando así un olor de lo más repugnante en la sociedad y nos traslada a un escenario oscuro de delincuentes llenando nuestras calles.
Para el coronel, Tarapoto no corre peligro, pero igual debemos cuidarnos y no andar con dinero en la mano, un mensaje tan descabellado, cuando lo que debería suceder es que todos podamos caminar libremente sin temor a un asalto.
El terror en la sociedad sigue y seguirá hasta que por fin les dé la gana de hacer algo por solucionar este problema que no nos deja dormir.
Accidentes, asaltos y sangre… Así como ponen todo el esfuerzo en poner papeletas por casco, deberían poner el mismo interés para eliminar la delincuencia, a esos malhechores que se ríen en sus caras, porque a este paso el pueblo se levantará para hacer justicia con sus propias manos y eso sería algo lamentable… ¡Vamos, sí se puede Coronel, demuestre que solo el casco no es lo suyo!…Ahhh pero no se olvide que la delincuencia debería ser su peor enemiga y no su aliada.
Profunda y peligrosa, como las curvas más extremas y como los abismos más aterradores, así está la ciudad de Tarapoto a puertas de cumplir 237 aniversario…