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martes, abril 16, 2024

A menos ropa, más ventas…

“Para vender más tienes que desvestirte (o desvestir a alguien que se vea mejor)”… Es un recurso publicitario casi matemático, una regla inversamente proporcional: Menos ropa igual más audiencia y más ventas. Por eso vemos mujeres desvestidas hasta en los comerciales de ropa de vestir. Están en los comerciales de cerveza, en los catálogos de herramientas, en las exposiciones de automóviles, las ferias de alimentos, shows infantiles, publicidad de institutos de educación superior… están en todo lugar. En los diarios no falta la chica del día, como si los lectores dejaran de informarse por no ver “a la malcriada”.

Pienso en este asunto y recuerdo “la voz de los ochenta” y su protesta contra el consumismo sexual. “Los prisioneros” lo denunciaron de manera directa, con ritmo, mofa, y hasta con insultos. En su canción “Sexo” se dirigen al cliente fácil (la raíz del problema), quien seducido por nuevos tiempos de liberalidad se deja llevar por sus instintos y no por su razón. Aquí la letra:

“El mejor gancho comercial apela tu liberalidad.
Toca tu instinto animal, rozando la brutalidad.
Te lo encuentras en la pared, en el anuncio del licor,
pegado en un mostrador, gritándote a todo color:
¡Sexo! Compro, ¡Sexo! Vendo, ¡Sexo! Arriendo… ¡Sexo! ¡Sexo!

Mantenerse virgen hasta el matrimonio era un valor hace cien años; ahora es anticuado y medieval. Hace treinta años lo sensual era cotidiano; ahora estamos siendo “bombardeados”, sobrexpuestos con mensajes de contenido sexual en todo momento y lugar porque la desnudez da plata. La mujer se ha convertido en un objeto de satisfacción, un instrumento de marketing. Lo extraño es que no se oye a las mujeres protestar. Ellas posan, reciben elogios y dinero. Algunas de ellas felices de ser admiradas, albergando la esperanza que por su belleza recibirán más amor… se equivocan. Nuestra sociedad anuncia que “ella no es una mujer para amar”, la han convertido en un objeto más de uso y consumo.

“Ya no hay de que enrojecer, es cotidiano ya lo ves.
Ahora la virginidad es una cosa medieval.
Es tu ‘carnet de madurez’, tu ‘pasaporte a la adultez’
Ella no es una mujer para amar, sino un enemigo al cual doblegar”

“Las rotativas de imprenta ya están empezando a editar más mujeres desnudas y tú tienes una cara de cliente fácil.
Tú compras por una promesa de sexo, abres la boca y te meten el dedo, y les sigues el juego, y les das tu dinero, y te sientes muy hombre, y me río en tu cara de tu estupidez”

“El mejor gancho comercial apela tu imbecilidad, te trata como a un animal poniendo en claro tu brutalidad.
Es un trofeo, la ilusión, que quiebras en la situación.
Me estás dando la ocasión de gritarte con razón…”

No lo cantó un grupo religioso. No fue una prédica moralista. “Los prisioneros” no pasaron a la historia por ser conservadores cristianos, pero en este punto coincidieron con la Biblia porque fueron honestos consigo mismos y – como en otros temas – reaccionaron contra el sistema. Pensando “en cristiano” diríamos que lo sensual y sexual tiene su momento y su lugar en una relación de amor. Que si bien tenemos necesidades sexuales, no moriremos si no las satisfacemos como si ocurriera al no saciar el hambre*. Por ello debemos reaccionar ante el consumismo sexual para que nuestro cuerpo no sea presa de ello. Nuestro cuerpo debe someterse a la razón, y la razón al espíritu, y así honrar al que nos creó.

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