Cuidado con los delincuentes que después de mucho tiempo volvieron al asalto en la carretera hacia Lamas. De seguro son los mismos delincuentes que asaltan en un lugar determinado, entran a un breve “receso”, para luego repartirse entre hampones el botín asaltado y robado. Previo a esta escena de ladrones y vagos que son, le estudian al terreno y al temperamento de la sociedad y se entregan a su pasión asesina. No solo son asaltantes y vagos, sino también asesinos, porque a una mínima reacción de una víctima, son capaces de arrebatarle la propia vida.
Mientras esto ocurre, el presidente Vizcarra anuncia el aumento de más policías. Incluso a los retirados posiblemente les inviten a volver a la actividad de servicio activo. La pregunta es ¿acaso con más cantidad de policías se estaría limitando y neutralizando a la delincuencia, fortaleciendo con ello la seguridad que están ausentes en todas las ciudades y pueblos del país, en todas las carreteras de vía nacional? como acaba de ocurrir en la carretera entrada a Lamas.
Una comisaría cualquiera de nuestra región, pero en este caso de la ciudad de Lamas, si no hace un trabajo de investigación permanente, un rastreo permanente por las calles de la ciudad, por las carreteras de acceso a cada distrito y provincia, no solo en el día, sino de una manera especial en horas de la noche. Si esto no ocurre por parte de nuestros comisarios, vano es entonces el uniforme que visten, y las comisarias pasarían a convertirse solamente en meras acciones de trámite institucional.
Por la parte jurídica, con los tipos de jueces y fiscales que tenemos, tampoco tenemos seguridad de parte de ellos, con honrosas excepciones por cierto, pues son pocos los entes que administran la justicia, que realmente hacen un trabajo imparcial con el peso de la sanción que le dan a un delito respectivo, sea hurto, asesinato o violación, o cualquier vertiente de la corrupción como las riquezas ilícitas que mucha gente “disfruta”, sin demostrar de qué manera vive con tantos lujos, cuando los antecedentes de su pasado limitado y pobre no es coherente con las “grandezas” actuales de la que disfruta.
El gran problema de la delincuencia con la sociedad, es que el delincuente no recibe la sanción que debe recibir. Muchas veces en las comisarías, los delincuentes son tratados con manos blandas y en casos extremos encuentran libertad en esa misma institución que debe velar por nuestra seguridad. Y en algunos casos en las mismas instituciones judiciales, los mismos jueces rompen el sagrado mandato de hacer justicia, cuando son seducidos por otros intereses materiales más que el sagrado interés de defender al pueblo.
Una nueva ley penal, una nueva Constitución es el grito en todo el país. Se requiere que el policía sea policía de verdad, que se arriesgue y se juegue con honor por la seguridad de los demás; que en las calles, que en las carreteras tengan una presencia las 24 horas del día. Y atrapado el delincuente no tener ningún tipo de contemplaciones, porque estos con las armas robadas que manejan se creen los “señores” y matones amenazando a las víctimas inocentes.
Estemos en alerta todos. Esos indeseables que asaltaron en la carretera a Lamas, sino vuelven pronto a ese mismo lugar, lo harán en otra carretera, calles o instituciones. Que no sea solo los cascos motivo de las sanciones a los que manejan vehículos menores, que se arme toda una vigilancia permanente y que se trabaje al mismo tiempo con los ronderos, pero que éstos no se estacionen en un solo sector, como ocurre en la carretera a Lamas, casi pareciendo a mendigos, tratando de parar a los vehículos para pedir colaboración.
Muchos de estos señores ronderos seguramente quedan resentidos cuando la gente no colabora con ellos, y cuando las mismas autoridades no les involucran de una manera estratégica para que velen por la seguridad en cada una de nuestras carreteras, por la seguridad en nuestras poblaciones y por la seguridad de cada ciudadano.