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sábado, abril 20, 2024

¿Y el hijo pa´ cuándo?

De niña me encantaba jugar con Barbie y Ken, siempre eran solo ellos dos, jamás les incluí hijos. La diversión consistía en sus aventuras. Toda la vida imaginaria era perfecta. No sé si psicológicamente influenció en mí, pero hasta ahora prefiero el carro último modelo de Barbie, que un hijo en brazos.

Siempre me he preocupado por el qué dirán. Desde niña he vivido mirando alrededor y haciendo cosas para que el resto esté contento y no me señale con el dedo. Sin embargo, a mis casi 30 años, lo que piense el resto es algo que no me quita el sueño.

Antes, para la sociedad y la familia, la mujer a cierta edad, debía casarse y automáticamente tener hijos, luego se volvía la abnegada madre, esposa y el resto de sus días, no hacía nada más que limpiar la casa, hacer la comida, atender a los hijos y siempre hacer todo de todos.

Hace poco en medio de una conversación, una amiga me preguntó: “¿Y tú cuántos hijos tienes?”, lo más loco es que ni siquiera me dio chance de elegir entre ser o no mamá. Ella dio por hecho que a mi edad no tenía otra alternativa. Recuerdo graciosamente su cara de sorpresa, cuando le dije que no tenía ningún hijo, ella gritó un “¿Qué?, estás loca, ¿Y cuándo piensas tenerlos?”. Yo le dije que aún no estaba en mis planes, que necesito terminar mi maestría y recibir a mis futuros hijos con una base sólida. Agarró a su hijo y se fue con un rostro de horror y hasta ahora no sé por qué.

No me quedaré seca, tampoco seré vieja para ser madre y mucho menos es egoísmo, lo mío solamente es planificación, algo que en estos tiempos no se practica.

Hoy por hoy, las personas se reproducen como conejos sin siquiera pensar en las condiciones de vida que ofrecen a sus hijos. Muchos de esos menores crecen sin el apoyo y afecto que necesitan, en hogares disfuncionales o con madres que al separarse y no tener estudios, simplemente se quedan sentadas esperando que el susodicho se digne a mandar los 300 soles de pensión que le corresponde por sus 3 hijos, los mismos que sufren carencias.

En esta nueva era, cada quien decide y eso no significa que sea más o menos mujer, simplemente cada quien decide cómo y cuándo ser padres y eso es magnífico, porque da tiempo y espacio para prepararse como padres, económica y emocionalmente.

Respeto muchísimo a las mujeres que deciden no ser madres, porque es una decisión válida, es mejor eso que tener relaciones sexuales, no cuidarse, abortar, abandonar a sus hijos o criarlos de la peor manera.

No todas las mujeres están llamadas a cumplir con este rol por el hecho de que físicamente puedan tener hijos. Tampoco considero que una mujer solo ha cumplido su misión cuando es madre.

Yo no quiero tener hijos solo para recibir la pensión de un hombre como un seguro para la vejez ni por miedo a la soledad. No comparto que la gente dé por hecho que todas debamos pensar o sentir lo mismo.

Cada mujer decide cuando ser madre, no a los 30 o cuando sientan que se están quedando secas (según la sociedad).

Entiendan algo, ser mujer no es sinónimo de ser mamá. La sociedad nos da el privilegio de aplazar nuestro desarrollo profesional o personal, pero lo que no nos perdona es el no ser madre. Incluso hay cavernícolas que se refieren a algunas mujeres diciendo “Es inteligente, muy trabajadora, excelente mujer, pero no tiene hijos”, como si ése fuera un punto en su contra y no una elección.

Tener hijos nunca debe ser una imposición social, tomémoslo como un proyecto de vida. Si alguien opta por no hacerlo, es igual de respetable como las que sí quieren .

Cada segundo domingo de mayo, es una fecha para felicitar a quienes decidieron ser mamás y hacen esa labor magníficamente, sin embargo, este día también es una oportunidad para reconocer la valentía de quienes, a pesar de las presiones y culturas en todo el mundo, hicieron respetar su derecho a decir: “no, gracias” y optaron por perseguir sus sueños hasta cumplirlos, aunque eso les haya costado ser repudiadas.

Yo sí quiero ser madre, pero quiero serlo cuando mis proyectos de vida planteados estén concretados, solo ahí, uno, dos o tres hijos, serán la bendición más grande de mi vida. Mientras tanto, disfrutaré de no ser madre.

Hoy y todos los días seguiré escuchando la misma pregunta impertinente: ¿Y el hijo pa’ cuándo?

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