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jueves, abril 25, 2024

Hombre Bueno

Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de Él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18. Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. 19. Tú sabes los mandamientos: `”no mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre…” Marcos 10. ¿Se podría inferir que Jesús fue asesinado por “no ser bueno”? Él afirmó que “nadie es bueno, sino solo uno, Dios”, e inclusive, Jesús sabiendo que era Hijo de Dios, que era incólume, que no cometía pecado, da a conocer al mundo la grandeza de su humildad, que esa inmensa prerrogativa de la bondad solo le correspondía a Su Padre Dios, al Creador del Universo. De verdad, ésta inmensa sapiencia solo puede ser generada por el mismo Dios.

La celebración de la Misa del último domingo de Ramos ha sido atiborrada de gentío. El Señor Jesús habrá sentido alegría en su corazón, al observar a tanta gente que no alcanzaba en las instalaciones del templo y vitoreaba su nombre, rememorando el ingreso al pueblo montado sobre un burro, con el piso alfombrado de pétalos de flores, con las personas portando palmeras, porque el Rey de Reyes ingresaba allí, a cumplir su difícil Misión de morir peor que un vándalo, por cargos que nunca cometió, porque estaba cumpliendo la voluntad de Señor, de entregar a su único Hijo a la maldad humana, igual que la proeza de Abraham de entregar a su único Isaac, con la diferencia que Abraham entregaba su hijo a Dios. En cambio, tras la muerte del Hijo de Dios, tenía que cumplirse el acontecimiento que cambiaría drásticamente la historia humana, con la resurrección en cuerpo y alma. La noche anterior, Jesús llora sangre al sentir el palpitar de la muerte y le pide a su Padre que aparte de Él ése cáliz y que se haga su voluntad. La muerte duele y nadie quiere; pero si es la voluntad del Padre, se respeta. Entonces, ha quedado demostrado que Jesús entrega su vida para que la gente cambie; además, le pide a Dios Padre que les perdone porque no sabían lo que estaban haciendo. Para una interpretación humana, los que gritaron y pidieron la crucifixión de Jesús sí sabían lo que hacían, como cuando las autoridades dejan libres a criminales, a quienes cobran jugosos sobornos de fondos de los pobladores. La mayoría de la población que consideraba a Jesús como un hombre bueno que solo hacía el bien, estaba estupefacta por los extraños acontecimientos de injusticia de las autoridades y se calló ante la arremetida de gritos y vítores de gente que estaba custodiada por militares. Esa gente prefirió dejar libre el malhechor y castigar al justo, tal cual ocurre ahora en nuestra sociedad dos mil años después. Aquella turba mandó matar al hombre bueno. Ese acto humano criminal de decisión masiva, ha llevado a la muerte del Hijo de Dios Bueno, quien ha preferido dejar morir su cuerpo físico, para permitir la gran oportunidad de la humanidad futura de salvar su perdida vida. Claro que es un acto divino, que solo Jesús, el Hijo de Dios, podría hacerlo.

Cuando los seres humanos fallecen por diversas causas, los discursos póstumos se llenan de la palabra bueno. No hay uno que sea calificado de malo. ¿Se podría decir que solamente los hombres buenos fallecen? Pero, si todos los seres humanos fallecen, entonces, todos los hombres son buenos. Entonces, por qué Jesús siendo Dios, Hijo de Dios, afirmó que “Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios” Además, ni Él, siendo lo que fue, podía llamarse bueno, al indicar ¿Por qué me llamas bueno? Entonces, si Jesús no se consideraba bueno, ¿por qué nosotros nos reventamos cuetes llamándonos buenos? El propio Hijo de Dios, con semejante poder divino, decía que no se merece ser llamado bueno ¿y por qué nosotros que somos criaturas tan frágiles y llenas de pecados nos decimos que somos personas buenas? Creo que somos tremendos igualados, primero iríamos a confesarnos, a pedir perdón a nuestros semejantes, a respetarnos, a cultivar nuestra humildad y temer a nuestro Señor; aun así, no tendríamos que llamarnos hombres buenos, porque no podemos igualarnos a nuestro Señor, nos falta bastante material de aprendizaje espiritual. Es que hemos crecido pensando en la alimentación material diaria, en los estudios profesionales y nada más. Dinero, que dinero y más dinero, como si la persona va encontrar felicidad en el dinero, salud con el dinero, va ser mejor persona con el dinero. El mundo espiritual en el templo personal humano simplemente no ha existido desde la concepción, nacimiento, juventud y vida adulta. Si bien, el calificativo de hombre bueno es muy alto, incluso mucho más alto que llegar a la santidad, entonces, esa alta valla no debe desalentarnos, sigamos trabajando en pos de nuestra bondad humana, porque Dios nos quiere más que Santos, cargados de bondad y en algún momento nuestro Señor Jesús nos diga “eres un hombre bueno”.

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