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jueves, abril 18, 2024

Continuidad de los parques – Julio Cortazar: El realismo mágico

El arte impone.
La verdad de su mentira.
La mentira de su verdad.
-¡Oye, oye! ¿Qué estás diciendo? Me estás marcando. No entiendo nada de lo que dices.
-Pronto lo verás tan claro como la luz del medio día-
En esta historia, lo que sucede en la novela (¡sorpresa!) está sucediendo en la vida misma.
El escritor está creando, pero en la realidad se están dando los hechos. Lo real y lo fantástico se hacen intercambiables gracias a la magia del arte (de la imagen, de la metáfora).
El escritor está creando y está descubriendo y a la vez nos damos cuenta (¡oh sorpresa!) que al mismo tiempo sin embargo la realidad supera la ficción. En el Realismo Mágico (fantástico) el poeta se adentra en lo desconocido y le arranca verdades a la misma realidad. Lo que pasa es que hay espacios en la realidad, desconocidos para nosotros que el escritor explora y descubre.

De allí que el Realismo Mágico considere al hombre y su interioridad como misterios en medio de datos realistas. Los hechos lo son, pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos no tienen explicación, o es más improbable que ocurran.

De allí el Realismo Mágico de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común.
-¡Oye, oye! ¿Y lo que prometiste?
-¡Ah! Bien: reemplaza ahora la palabra mentira por la palabra ficción y lo tendrás todo claro. Y comprenderás un poco más al Realismo Mágico:
El arte impone
La verdad de su ficción
Y la ficción de su verdad.
Julio Cortázar, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve es considerado junto con Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Mario Vargas Llosa – entre otros – como los creadores del Realismo Mágico y el fenómeno literario llamado el Boom Latinoamericano y el mejor en lo que a literatura fantástica se refiere.
Dibuja a personajes de la vida cotidiana – sin sacrificar lo maravilloso – en fuertes problemas tremendamente humanos. Su literatura va en auxilio del hombre intuitivo y hace que su conciencia encuentre un espacio para fantasear, jugar y otras formas de la libertad, garantías de afirmación e independencia individual contra rutinas y patrones que alienan al individuo.

CONTINUIDAD DE LOS PARQUES
(La traición tiene nombre de mujer)
(Condensado)
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes y volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca. Esa tarde volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos.

Su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes. Fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer recelosa, ahora llegaba el amante. Él rechazaba las caricias de una pasión secreta protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho y abajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. Se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir la senda del norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Entre la bruma malva del crepúsculo llegó a la casa.
Los perros no debían ladrar y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora y no estaba. Subió los tres peldaños y entró: nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. Luego la puerta del salón, el puñal en la mano, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

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