No hay duda que el gobierno del presidente Martin Vizcarra se encuentra entre bastidores y como haciendo equilibrio para no venirse abajo. No es que sea malo, sino que existen fuerzas oscuras que hacen lo imposible por derribarlo. Que esas intenciones vengan de los tradicionales grupos de derecha, sería normal, pero que los que se ufanan sean ex izquierdistas a ultranza, es no solo ridículo, sino que da vergüenza ajena. Por ejemplo, Fernando Rospigliosi, desde el diario El Comercio, es uno de los más feroces enemigos del actual régimen.
La designación de mujeres en el renovado gabinete con la salida de César Villanueva del premierato, se ha puesto en tela de juicio porque algunos cuestionan que la llamada paridad excluye la aplicación de la meritocracia. Pero es cierto, también, que existe una cultura machista porque muchos todavía creen que están vedados a las mujeres asuntos que se consideraban exclusivo de los hombres. Recuerdo que cuando la primera mujer en Tarapoto apareció manejando una motocicleta en 1962, antes que llegaran las motos Honda de cincuenta centímetros cúbicos, muchos se preguntaron: “¿Cuándo ya pues se ha sabido que una mujer maneja moto?” ¡Estos son los falsos paradigmas que debemos desterrar¡
Vizcarra pareciera no tener una ruta; la reconstrucción con cambios, por el tema de los desastres naturales del norte de hace ya más de un año, no avanza, y este es el asunto que más se cuestiona. Pero nadie quiere darse cuenta que somos una sociedad que se ha entrampado en la cultura de los procedimientos para no avanzar en las contrataciones. Vivimos en una sociedad donde tomar decisiones es un riesgo, porque el Gran Hermano, la Contraloría, está poniendo sus ojos hasta en los servicios de baja policía.
El gran problema del gobierno de Vizcarra es la hornada de “Chuquis” que están en el Congreso y que le someten a una fiscalización férrea, y el no tener una bancada que esté aglutinada para apoyarlo, agrava su situación. Esto no le ha permitido establecer estrategias para mitigar el problema de la criminalidad que siempre he dicho que es el problema más importante en el país, más que la corrupción, inclusive. Pero algunos lo minimizan o soslayan el problema porque dizque no llega a un nivel de intensidad alarmante y solo se basan en las estimaciones estadísticas y comparativas. A ver que asalten sus domicilios y se lleven sus cosas… Lo que nos hace recordar el poema de Bertolt Brecht.
El problema de Martin Vizcarra es el entorno que no le ayuda a tomar decisiones audaces y su estilo contemporizador hace que no se anime a cruzar el Rubicón. Por ejemplo, el actual Congreso es un lastre y una vergüenza, como alguna vez escribiera Carmen Mc Evoy, en El Comercio. Permitir que grupos de impresentables y defensores de ex presidentes muy cuestionados pretendan querer seguir llevando de las narices al gobierno, es una muestra de poco coraje. Y estos malos momentos del régimen deben salvarse sacando las agallas y poniendo en su sitio a los chuquis de la política…Presidente Vizcarra: aprenda de la historia. Usted cuenta con mi apoyo. (Comunicando Bosque y Cultura).