Acabamos de realizar un fantástico periplo por la selva central del país, en una excursión que comenzó en Tarapoto recorriendo la carretera Fernando Belaunde Terry Norte, la Panamericana Norte y empalmar desde Lima hasta la casi mítica Oxapampa. Fue un recorrido donde la emoción se mezcló con la sorpresa, la admiración y la reflexión. Pero lo primero es lo primero y lo expreso. Fue una expedición realizada gracias a la generosidad de nuestro primo hermano Wilbur López Arévalo quien bautizó al grupo como los Modernos Templarios, aunque por el buen humor muchos nos denominaron los Nuevos Templados. Para Wilbur fue el volver a sus raíces y, quien sabe, compartir con los Modernos Templarios la nostalgia de casi medio siglo de sus vivencias por la zona.
No sería completa esta crónica si no mencionamos a los Modernos Templarios que fuimos parte del periplo, además de Wilbur y del infrascrito: los hermanos Hugo Orlando, Julio y Víctor Segundo Arévalo Garazatúa, los sobrinos Hugo Rodolfo Arévalo Angulo y Julio Arévalo Chazón y Emilio Varas Stopp. Los sobrinos Hugo Rodolfo y Julio, nos demostraron conocimiento y pericia en la conducción del vehículo que fue proporcionado por Julio.
Realizar este periplo nos permitió conocer un poco más y mejor a nuestro país, pero lo primero que salta es la intrepidez de los peruanos que se aventuraron para asentarse en esta zona porque para llegar a ella se tiene que cruzar la cordillera de los Andes en un largo tramo donde encontramos cerros escarpados, el frio severo sin ningún atisbo de espacio donde asentarse con comodidad a no ser llegar a lo que ahora es San Ramón, provincia de Chanchamayo con su capital La Merced. En esta ciudad
degustamos el original plato de “Yucas rellenas a lo Fuji”, simplonada del propietario de un restaurante de la ciudad. Pudimos notar la diferencia entre pueblos como Tarma, de calles muy estrechas, con las calles de La Merced, Pichanaki y Satipo construidas con otra visión; pero llegar a Oxapampa es como haber estado en otro país.
Emilio Varas Stopp, logístico de la expedición de los Modernos Templarios, por ciertas situaciones que escaparon a su manejo, no pudo ubicar los templos donde pudiéramos rendir nuestro homenaje a la vida y al espíritu cristiano que animó este viaje. Esta fue la única frustración durante el recorrido que nos hizo contrastar realidades distintas de un país como el Perú tan rico en recursos pero que las porquerías de esos malos políticos que tenemos, y que piensan solo en el prestigio de sus partidos y en salvar de la cárcel a quienes consideran sus líderes, no permite articular procesos orgánicos de desarrollo y donde solo somos exportadores de materias primas, como la sierra y la selva central, proveedores de verduras y frutas de Lima.
Conocer Oxapampa, en el departamento de Pasco, fue encontrar otra realidad. Sus calles amplias y espaciosas y limpias, las construcciones de diseño tirolés (austriaco), alrededor la Plaza Mayor y en toda la ciudad, la más hermosa del país y donde estar es sentirnos en el paraíso, nos dio otra sensación y dimensión, realidad y experiencia que deben conocer nuestras autoridades y quienes quieran dedicarse a la política. Recorrer la selva central, además de Tarma, la tierra de Manuel A, Odría y de la pachamanca, fue una experiencia maravillosa que hizo sentirnos más orgullosos de nuestro país. ¡Loor a los Modernos Templarios!