Para quienes recorremos la carretera Fernando Belaunde, no es un secreto haber vivido más de un susto como producto de informalidad en el transporte interprovincial; maniobras temerarias de conductores de buses, automóviles de empresas de transporte interprovincial y de carga, a todo ello sumar la circulación de motos lineales y motokar´s en la vía nacional de alto tránsito ¿Quién supervisa a estas empresas? Esta informalidad, venimos tolerando varios años sin que autoridad nacional, regional o local se atreva a educar, fiscalizar y sancionar, de ahí los frecuentes accidentes con la consiguiente pérdidas de vidas. Seguramente la Policía de Transito debe de tener las frías estadísticas del número de muertes ocasionas los últimos años y cuales han sido los resultados de los peritajes de los mismos, por cierto, poco de ello se conoce o no se informa, es justamente ese manto de “ocultamiento” crea sombras y dudas. Lo que sí queda claro, es que la informalidad y la irresponsabilidad es el resultado de la inoperancia y ausencia de la autoridad sumada a la falta de cultura por respeto a la vida. Existen prioridades y desde la ciudadanía debemos hacer frente el problema; así como van las cosas nuestras carreteras son tierra de nadie, empresas informales, conductores avezados, ¿Quién o quienes evalúan y supervisan a los conductores y empresas de transporte? El MTC existe de nombre en nuestra región, pero es insignificante su accionar. La dependencia de la Policía Nacional de Tabalosos se ha convertido en un cementerio de carros accidentados. Solidaridad con los familiares de los chicos que perdieron la vida el pasado sábado. Decisiones y acciones concretas debe ser la exigencia común; aquí tenemos una mezcla de errores que arrancaron la vida y los sueños jóvenes sanmartinenses.
