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jueves, abril 25, 2024

Instalar campamento del Ejército en Yanayacu

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Dos personajes honorables vienen haciendo noticia estos días. Ellos son, los señores Manuel Inuma y Quinto Inuma. Ambos hermanos desde sus ancestros vienen viviendo por la localidad de Chipurana en Santa Rosillo de Yanayacu. El primero de una manera matonezca, abusiva y delictiva fue secuestrado por gente migrante que llegaron a esos lugares y que lógicamente vienen actuando delictivamente impuesta por mafias organizadas contra el tráfico de madera.

Quinto Inuma, cuando fue secuestrado su hermano, inmediatamente corrió a la ciudad de Tarapoto a dar parte a las autoridades judiciales, quienes al parecer no le dan la debida importancia a este caso, pues se conoció que notificaron inicialmente a un fiscal y a varios policías para irse al lugar de los hechos. Cosa que no ocurrió, y que más bien la familia Inuma se movilizó contra toda adversidad logrando que el patriarca de los Inuma fuera liberado.

Este calvario de los Inuma no termina con la liberación del señor Manuel. Estos señores Manuel y Quinto como APUS y autoridades legítimas que son de esos territorios y que vienen haciendo un trabajo de primera calidad ambiental cuidando que los altos bosques que aún tenemos por esos lugares no se vengan abajo con la tala indiscriminada de las mafias madereras, se ven de alguna manera obstruidas esta defensa de la naturaleza que ellos valientemente lo vienen defendiendo.

Esta mafia organizada de la madera, no solo viene sembrando esta obstrucción contra la defensa de los bosques, sino también viene amenazándoles a estos distinguidos APUS que tienen toda una familia enraizada en esos lugares.

Manuel y Quinto Inuma solicitan hechos concretos a las autoridades. Que empiecen inicialmente, pero ya de una manera inmediata, titular esas 300 hectáreas de bosques y que la mafia se vea desplazada de esos lugares antes que ellos desplacen a los APUS de esas comunidades, que es lo que la mafia busca, darles miedo y sembrarles el temor para que abandonen esas comunidades, cosa que jamás podrían hacerlo los APUS, no solo por el asunto de principio y defensa a la naturaleza, sino porque ellos defienden lo que sus ancestros defendieron y que tienen ya toda una vida realizada en esos lugares con el trabajo a la tierra y a la agricultura.

Si la policía tiene miedo de entrar a esos lugares. La sociedad se pregunta, ¿Para qué fueron formados entonces? No están solo para perseguir y capturar a delincuentes o bandas delincuenciales en la ciudad, que ciertamente es loable el trabajo impecable que hacen algunos efectivos del orden que supieron a qué carrera se metieron, contrario de algunos pocos que pensaron que delinquiendo también podrían hacerse de una vida fácil con dinero también fácil. Son pocos de esta nube oscura, pero son y hasta oficiales de alto rango como recientemente fueron capturados en Lima y que deshonraron totalmente el uniforme lo que el Estado les había confiado.

Pero no deja de haber varios efectivos del orden que jamás podrían dejarse vender por un plato de lentejas ni por una mafia organizada de millones, que es lo que debe combatirse en esa zona de SANTAROSILLO DE YANAYACU.

Además el Ejército para seguridad permanente de los APUS, debe por intermedio del Ministerio de Defensa, instalar un CAMPAMENTO, donde los soldados estén en permanente guardia las 24 horas del día y por tiempo indeterminado; y que la gente migrante y mafiosa instalada en esos lugares debe el ejército expulsarlos de una manera inmediata antes que ocurran hechos de sangre contra los APUS.

Según algunos entendidos, la policía ecológica, del 2008 al 2012 hacía legítimas intervenciones de cientos de maderas que fueron taladas indiscriminadamente. Hoy no se conoce intervenciones de alta consideración. ¿Será que el miedo que la policía tiene para entrar a esos lugares, no es un miedo natural, sino que el miedo viene porque la mafia actúa supuestamente porque así lo permiten las autoridades del más alto nivel judicial?

Si este supuesto es real, tarde que temprano estas amenazas contra los APUS, que no les dejan las mafias organizadas de la madera vivir tranquilos en sus parcelas, se convertirán en sangre. Dios quiera que esto no ocurra.

El Estado, desde los niveles más altos del ejecutivo, incluyendo el reciente gobierno regional del Dr. Pedro Bogarín, tienen ya un trabajo de permanente defensa a la naturaleza y a las personas. Que se pongan en acción para esta defensa todos los niveles: políticos, jurídicos y militares en defensa de los bosques y de los APUS y de todas sus ocho federaciones organizadas que estos señores tienen en salvaguarda de la naturaleza y del equilibrio ecológico.

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