De la forma como va terminando la gestión de Philco Balvin, alcalde moralino, sin ningún recuerdo más que la indignación por parte de la población, que elige para que tenga una representación y solución de los problemas que aquejan a la comunidad y cuando esto no se ve irradiado en la satisfacción de los ciudadanos, demanda inmediatamente pedir cuentas qué se hace con los diversos ingresos que tiene el municipio, qué se hace con el FONCOMUN, y qué se hizo durante los cuatro años.
El alcalde saliente habla de más de 30 obras que está dejando y con más de 40 millones de inversión. Camino por las pocas calles principales del distrito, y no veo una sola obra. Su gerente habla de aprendizaje: qué es lo que tienen que hacer y qué no. Un ciudadano es elegido alcalde no para que vaya a aprender el manejo de la gestión pública en el municipio; los funcionarios no están en los cargos de gerencia para que aprendan, sino para dar un servicio y trabajo profesional de calidad a la población.
Las calles principales del distrito es un calvario permanente, tanto fue el descuido de esta mala autoridad saliente, que los grandes baches y huecos, no fueron atendidos ni con un simple enripiado para que las unidades móviles no se estropeen más de lo demasiado. Si era mucho pedir calles asfaltadas, por lo menos raspados permanentes con motoniveladora con algún material agregado sólido que en verano no haga polvo y en invierno no haga un lodazal insoportable. Si por lo menos esto se hubieran materializado en lo que respecta a arreglo de calles, el pueblo seguramente estaría relativamente tranquilo.
Que la plaza se llene de gente es normal, como estos días y todos los años en estos tiempos, la plaza de Tarapoto se vuelve totalmente saturada, pero de ahí a convertirlo en un mercado permanente a la plaza de Morales casi todo el mes de agosto de todos los años cuando se celebra la fiesta patronal del distrito, es quitarle toda la estética urbana a un pueblo en trance a su desarrollo; es quitarle la tranquilidad a la gente que normalmente asiste a una plaza para su descanso respectivo; es crear caos y desorden terrible, donde los mercaderes una semana antes de instalarse y una semana después del desarme de sus instalaciones, y durante todo el festejo, cierran la calle principal, convirtiéndose el tránsito por esa zona en una vía crucis.
Vaya a mirar luego como lo dejan al siguiente día: no solo restos de mancha ennegrecida en el piso, sino también olores nauseabundos. Este negocio y caos, viene desde varias gestiones atrás, agudizándose mucho más en esta última gestión saliente. No hay autoridad edilicia del distrito de Morales que ponga fin a este desorden y suciedad.
Hugo Meléndez, alcalde entrante a partir del 01 de enero, no se podría certificar con toda seguridad que a este mercado sucio e informal en la plaza lo ponga fin. Pero… fin, así permanente y con autoridad. Ya en una oportunidad una gestión quiso descentralizar estos juegos de diversión y mercadería de todo tipo. Retrocedieron. Salieron con el cuento de que la gente no se iba a esos lugares.
Entendamos que la autoridad es para sembrar hábitos de cultura de buenos modales en la gente. Si los mercaderes tienen la comodidad del caso en un lugar descentralizado, la gente se acostumbra.
Buscar un lugar distante de la plaza, regularmente amplio y con cierta comodidad y con servicios higiénicos respectivos, creando algo así como una especie de feria, creo que aquí podría estar el camino de la solución de este caos y mercadeo de todos los años en la plaza del distrito de Morales.
DENUNCIA ARCHIVADA
Por lo demás cuando una gestión entrante procede investigar a la gestión anterior sin reunir todo el material de prueba y evidencias respectivas para proceder con una investigación y enjuiciamiento a la gestión saliente, cuando no hay todos los elementos probatorios, fácilmente la instancia judicial le da como archivado, como acaba de ocurrir cuando esta gestión saliente le judicializó a la gestión de Edilberto Pezo. Pasó al archivo porque no hubo apelación, y ¿por qué no hubo apelación? Porque no existió seguramente la convicción de lo que se demandó. Así de simple.
Y así de simple también, muchas ex autoridades edilicias y funcionarios de muchos municipios se enriquecen de una manera ilícita, cuando todo queda archivado y no se hace un seguimiento y una investigación seria. Porque de lo que se trata es cautelar los intereses patrimoniales del pueblo que con sus tributos que paga, es el socio de esta sociedad que es el municipio y que debe ser cautelosamente administrada en bien de toda la población.