Ayer escuchamos dos testimonios muy importantes en contra del acoso.
Por más que los años hayan pasado, la sobrina del abogado de Moises Mamani, en entrevista a un medio de comunicación nacional, denunciaba que su tío Eduardo Piaggio, cuando era pequeña le realizó tocamientos indebidos mientras miraban películas en la televisión.
A pesar que pasaron muchos años, decía ella que el fastidio no ha pasado, que ese círculo no se ha cerrado y ver que ahora su tío defiende a una persona por el tema que ella sufrió le causa repulsión.
Más tarde, la congresista Paloma Noceda, formalizaba su denuncia contra su colega Luis López Vilela, porque la tocó sin su consentimiento en el cuello e intentó realizarle masajes, los cuales, como lo definió, le produjeron asco.
Era de esperarse que el congresista rechace tal acusación y lo niegue, incluso ha amenazado con demandarla por difamación.
La violación no es el único tipo de agresión sexual y tampoco el más común. El 76% de las mujeres en todo el mundo han sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida.
Una de las razones por las que se quita importancia al acoso sexual es porque no suele dejar secuelas físicas visibles ya que su base se “limita” a frases subidas de tono o tocamientos, pero afecta gravemente en el plano psicológico o emocional.
Es importante que desde cualquier posición se denuncie estos casos, pues no importa que haya pasado el tiempo, ya que dejar pasar es permitir que estos actos sigan siendo realizados por estos sujetos.
Esperamos que estas denuncias realizadas ayer se tomen en cuenta y se sancionen a quienes intentan desprestigiar a las denunciantes, que suele pasar a menudo, pero lo importante es que no se normalicen estos actos y que se acabe el temor de denunciar. Ya hora de decir basta al acoso.