Este es un llamado a la conciencia del chauvinismo con yaya. A los tarapotinos que durante años tuvieron como parte de su ADN una idea anclada en el prejuicio y la absurda discriminación. Ese viejo adagio que dice que un tarapotino debe votar por un tarapotino (limeño, pero radicado aquí).
Este es una clarinada al sano juicio y al bien común. O quizá, ojalá Dios no lo permita, un testamento a la probidad y la razón. Mis amigos de Tarapoto deben alejar esas insanas profecías separatistas que blindan a candidatos corruptos, traidores del agricultor y capataces del oportunismo.
Debe alejarse de sus morras la idea que el registro domiciliario anula el prontuario, la alevosía para delinquir y la ventaja para competir con malas artes. No miremos el DNI para saber por quien marcar este nueve de diciembre, vayamos más allá y pasemos la lupa, el escáner, la radiografía toráxica a la hoja de vida y a los antecedentes judiciales. Necesitamos ver los intestinos.
Entregar la región a quien está acusado por la justicia peruana por lavado de activos, a quien lucra con la pobreza del campesino al importar maíz del extranjero, a quien se une a corruptos confesos como Cesar Acuña, Aurelio Pastor o Manuel Aguilar, debe ser como dejar entrar en casa a un sicario, un matón a sueldo, un loco de atar o un can con rabia y mucha, mucha hambre.
La historia del Perú ya nos advierte que este tipo de candidatos sólo ingresan para saquear la alcancía y para pagar favores a los amigos empresarios (un audio recientemente difundido da cuenta que Nieves pedía 20 mil soles para la campaña de Grundel).
Basadre, el historiador tacneño y patricio de la memoria nacional, nos dijo que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Y el expresidente uruguayo Pepe Mujica ya lo ha sentenciado: quien paga para llegar, llega para robar. Por ello, hoy más que nunca debemos mandar al retiro el servilismo apadrinado, debemos jubilar pensamientos separatistas y ver más allá de la cerca de nuestros intereses.
Cuatro años de fujimorismo inepto con Noriega fueron más que suficientes. No entreguemos la región a los peones del acuñismo bárbaro y putrefacto. La tierra, el bosque, la gente, nos piden una muestra de madurez, de que por algo somos el corazón del mundo y el útero del misticismo.
Los mítines con gente rentada, las caravanas de 50 soles por motokar y los ofrecimientos espurios cual Trampolín a la Fama, deben alertarnos de que algo insano se está cuajando. Que debemos estar vigilantes y no pensar en ofrecimientos personales, en amiguismos que anestesien la cordura. Debemos respirar, pensar y luego actuar en sintonía con el corazón, porque el corazón nunca falla. Que Dios nos ilumine este domingo para que la sombra de la corrupción no nos alcance. Así sea.