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viernes, abril 19, 2024

Humanos sanos

Se estima que de 7,500 millones de seres humanos del planeta tierra, solo 375 millones gozan de buena salud. ¿Qué pasa con los 7,125 millones? “Apenas un 5% de la población del planeta tiene una salud de hierro; el resto tiene, en mayor o menor medida, problemas de salud. Según un análisis del llamado Estudio global de la carga de la enfermedad (GBD) en el periodo 1990-2013, más del 95% de la población del mundo tiene algún problema de salud y en muchos casos hay personas con hasta cinco enfermedades” https://www.20minutos.es/noticia/.

Casi todas las personas que tratan sobre este tema, vinculan el estado de salud de las personas solamente con las instituciones de salud, armando una arquitectura dependiente de la curación química. ¿Quién ha dicho que este enfoque necesariamente es cierto? ¿Por qué no se amplía el panorama de la salud a los otros campos también muy vinculantes? “En 2013, la artritis, los dolores de espalda, la depresión, la ansiedad, el consumo de alcohol y las drogas contabilizaron casi la mitad de los problemas de salud de la población. Problemas mentales que afectan a la población no han recibido la atención necesaria” https://www.20minutos.es/noticia/. La buena salud no depende de las instituciones de salud, sino aunque parezca increíble, depende de la familia. ¿Por qué? Pues, la buena salud está relacionada de manera directa a la alimentación. ¿Dónde se alimenta el ser humano? Desde su concepción, en el vientre materno. Luego en el calor del hogar, en el primer año con la teta de mamá; luego durante la niñez, la pubertad, la adolescencia con la provisión de los responsables progenitores; hasta cuando alcanza la juventud y adultez, ya se encarga de proveer a su propia progenie. Entonces, ¿cómo es esa alimentación hogareña? ¿Los padres se hacen asesorar de un nutricionista? Por supuesto que la respuesta es casi su totalidad es negativa. Los padres no han sido formados para ser padres, ni en el aspecto nutricional, ni mental, peor espiritual. El modo tradicional de los progenitores es acudir a los profesionales solo en casos de crisis, cuando en realidad los padres deben asesorarse del nutricionista, para aprender a actuar correctamente como padres y planificar las actividades cotidianas, así como el agricultor recibe asesoramiento del ingeniero agrónomo para planificar sus actividades anuales en la chacra. Pues, “La nutrición adecuada se refiere a la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo; una buena nutrición consistente en una dieta suficiente y equilibrada acompañada de ejercicio físico regular, es un elemento fundamental para una buena salud” ([email protected]). Pero, como estamos acostumbrados acudir al médico cuando ya no podemos más con nuestra salud, los establecimientos quedan insuficientes ante la masiva demanda de enfermos, peor aun cuando éstos adolecen de buena infraestructura y cantidad proporcional de personal especializado: “el Perú es uno de los países con mayor cantidad de trabajadores administrativos y menos médicos. Mientras Canadá cuenta con 16 médicos por cada trabajador administrativo, Costa Rica con 8, Uruguay con 5 y Paraguay con 3; en el Perú la realidad se invierte: tenemos 3 administrativos por cada médico” (Mariella Sausa. Perú21).

Como casi nadie conoce de una buena alimentación, las familias lo hacen de manera empírica, siguiendo las tradiciones de los ancestros. En la selva por ejemplo, que toda comida es súper agradable, se come por comer, tacaco wira wira (saturado con manteca de chancho), con frijol mela mela (con pellejo y orejas de cerdo), dos o tres tiestos con inguiris humeantes en el centro de la mesa, el plato rebosante de arroz caliente, una jarra con chicha de maíz endulzado con azúcar blanca, porque es de pitucos, y una minúscula presa de pollo inflado, como dice la abuelita desdentada. No hay ensalada porque es fea, malogra todo el gusto de tanta ricura que “no se la aguanta”. Como se ve, hacemos ingesta desordenada y totalmente desbalanceada, con abundante colesterol y triglicéridos, abundante carbohidratos, insignificante proteína y nada de vitaminas y minerales. Comer bien no necesariamente significa comer acorde a nuestra tradición y a nuestro paladar, sino comer de manera balanceada entre las fuentes de carbohidratos, proteínas y vitaminas ¿Por qué entonces ahora damos de comer a nuestros chanchos con alimento balanceado? Los crianderos ya no actúan como antes: darles un poco de maíz, un poco de yuca y luego que completen en el monte con frutos y raíces de árboles ¿Hay bosque pues ahora?, o como en algunos lugares del valle del Huallaga, donde los puercos están atentos al ingreso de las personas al monte, ante la ausencia de letrinas, para el exterminio de los desechos orgánicos.

Entonces, como padres o hijos, tenemos el deber de informarnos sobre qué régimen alimenticio debemos llevar para mantenernos sanos, más allá de nuestras costumbres y tradiciones, ya sea a través de un nutricionista o en todo caso acudir al internet, que posee vasta información sobre este asunto.

 

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