23.8 C
Tarapoto
viernes, abril 19, 2024

Los hermanos Ayaypampa

Derrámico tenía cuatro hijos, dos mujeres y dos varones. Los varones desde niños le decían a su padre, cuando le veían con el uniforme, que querían ser como él: policías. Cuando terminaron la secundaria, a duras penas, con varios desaprobados y con partes de información del colegio con actitudes de comportamiento negativo, el mal padre fraguó certificados de estudios de sus hijos, pues con el certificado negativo y original le era imposible que les reciban a sus hijos en la escuela de suboficiales de Lima. De la noche a la mañana para alegría de su mujer y de sus dos hijos, tuvo a la mano dos certificados totalmente impecables y con buena conducta aún de felicitación por el buen “comportamiento” y destaque de sus hijos durante los cinco años de estudios secundarios.

Alistan maletas para el viaje de los tres a la ciudad de Lima. No tienen ningún contratiempo. El Coronel Valderrama Regata, al leer la documentación de los aspirantes a policía, mueve la cabeza en señal positiva:

“-Ah…señor Derrámico, le felicito por sus dos hijos, son realmente ejemplo de la juventud. Durante los cinco años se mantuvieron en el primer puesto… ¡qué maravilla!”.

Derrámico y sus dos hijos que estaban al frente del Coronel, mantuviéronse en silencio. Los dos jóvenes, Tormenta y Rayo, se miraron casi asustados y totalmente inseguros. Vez tras vez dirigieron la mirada en varias direcciones, manteniéndose mayormente con la gacha cabeza meditabunda y silenciosa. Era todo lo contrario la postura del señor Derrámico, siempre con la firmeza de sus expresiones y con muecas astutas de alegría y celebración le decía al Coronel:

“-Si pues mi coronel, seguramente a su padre le sacaron, pues también tengo el honor de vestir el uniforme policial… (A lo que le interrumpe el Coronel),

-¡Ah mira tú! ¿También eres policía? ¡Somos colegas!

(Diciendo esto le da la mano), a lo que Derrámico se siente más seguro, casi en familia.

-Pero qué pasa con Tormenta y Rayo –continúa el Coronel-, no dicen una sola palabra, están muy silenciosos y con la mirada al suelo.

–Lo que pasa mi Coronel- reacciona Derrámico-, estos mis dos hijos primera vez están en Lima, son de poco hablar, pero son rápidos actuando.

–Muy bien –responde el Coronel-, además les entiendo, siempre los chancones y los intelectuales son un poco retraídos, pero me alegra que me digas que son rápidos actuando, ya estando en la escuela aprenderán mucho y actuarán rápidos como futuros buenos policías que necesita el Perú.

El Coronel diciendo esto les da la bienvenida. Tormenta y Rayo quedan registrados como alumnos en la escuela de Suboficiales. En ese tiempo, la escuela de sub oficiales que hoy funciona en la Banda de Shilcayo, aún no existía. Ni siquiera estaba en proyecto. Ambos (Tormenta y Rayo), soñaban con ser policías subalternos, al igual que el padre, subalterno y corto de proyección profesional, porque nunca llegó a ascender del grado de suboficial con la que egresó hace más de 40 años.

Tormenta y Rayo, estando ya en la escuela, físicamente no tenían ningún problema, rendían a lo máximo. Pero en la parte estrictamente académica, actitud por la cual el Coronel Valderrama no solamente aprobó la recepción de ingreso de los aludidos “destacados” estudiantes, sino que también felicitó al padre. Fue todo lo contrario en el transcurrir de los meses. Iban demostrando su verdadera y limitada personalidad académica. En los cursos básicos eran reincidentes en desaprobar por ejemplo técnicas de comunicación, interpretación de textos, matemática, incluso varios cursos de carrera.

En sus acostumbradas supervisiones que hacía el Coronel, visita una mañana de un día viernes a una de las aulas de los hermanos Ayaypampa. Las visitas que hacía el Director de la escuela, ni siquiera su secretaria lo sabía, ni los profesores, menos los estudiantes. Era bastante cauteloso, minucioso, cauto y con mucha estrategia este oficial. Desde que asume el cargo de la dirección de la escuela de suboficiales, el año 1998, despidió a cinco profesores por no cumplir la conducta normativa de la institución, de estos, cuatro eran por usar su influencia a través de las notas recibiendo pagos de los estudiantes, y uno de ellos era por vinculación amorosa con una jovencita de 19 años, llamada Lusmila.

Hace su entrada el Coronel Valderrama a la sección donde deberían estar Tormenta y Rayo.

-“Buenos días mi coronel” –es la reacción de los estudiantes al unísono, a la vez todos se ponen de pie-.

Le da la mano al profesor, también este reacciona

-“Buenos días mi Coronel”.

-“Gracias muchachos, futuros policías valerosos de la sociedad”.

Son las primeras palabras del oficial-, no les quito más el tiempo, vamos inmediatamente al control”.

Diciendo esto y manipulando un folder pulcramente aforrado, pasa inmediatamente a llamar asistencia:

-“Rufino Saldaña….Presente mi Coronel –es la voz enérgica del aludido.

-“Silverio Rivasplata….Presente mi Coronel…

-“Teodolindo Tarifárico…. Presente mi Coronel…

-“Listoso Puñalístico…Presente mi Coronel…

-“Tormenta Ayaypampa…

-Hace tres semanas que no asiste mi Coronel –fue la reacción de la mayoría de estudiantes.

-“Rayo Ayaypampa…

-También los dos hermanos son tres semanas que ya no asisten –.

Todos los estudiantes al unísono dan este veredicto.

-“¡Cómo! ¡Qué carajo estoy escuchando!

Reacciona el Coronel de una manera sobrecargada de ánimo-,

-¿Están seguros de lo que me están informando?

-“Completamente seguros mi Coronel”

Es el grito a una sola voz de todos los estudiantes. Inmediatamente el Coronel da media vuelta en dirección al docente, mirándole a los ojos le dice:

-“¿Usted señor profesor, confirmas o desmientes esta información de los estudiantes?

“Lo confirmo mi Coronel” –Reacciona el docente-

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,536FansMe gusta
264SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos