“Creo que hoy no la hago, el trabajo me ha dejado muerto”, “No te molestes, yo te llamo antes de quedarme dormido”. Lo más seguro es que no te llamará, así que tú lo harás, no te contestará o te mandará al buzón de voz. Entonces, tienes dos opciones, pensar que se quedó dormido o hacerte de la idea, que ya no son dos, sino tres o quizás más.
Si se le antoja plantarte y siempre tiene una excusa-disculpa y por lo general es vía telefónica y si además los cambios repentinos de planes se vuelven reiterativos y solo son los fines de semana, es hora de pensar si realmente son la enamorada, la novia, la firme o si en lugar de eso son: LA OTRA.
Si esas sorpresivas apagadas de celular son siempre seguidas de una llamada llena de renovado cariño, un regalito (acompañado de la carita de inocente que pone mi perro cuando quiere hueso) y si a eso el susodicho le añade una excusa sacada de la edición del siglo pasado de mentir. ¡Estás frita!
“Mi amor, no sabes lo que me pasó”, “A mi papá lo ingresaron de emergencia al hospital… felizmente no es nada grave y ya está en casa”, “Mi celular se quedó sin batería”, “Estuve de viaje y en ese pueblo no había señal”, “Me duele mi cabeza, hablamos luego” y termina con un “Compréndeme, por favor mi amor”
Y para terminar con la cereza en la puntita del helado, el sexo se altera o de pronto tienes más, tienes menos o no tienes nada, entonces, sin duda te convertiste en la Madre Teresa de Calcuta, por buena gente y andar compartiendo a tu hombre. Y así, la rutina cambia, hay nuevos platos en el menú, te deja de lado, ya no eres su prioridad y te empiezas a preguntar ¿por qué? y cuando le preguntas, viene con cohetecillos de mentiras: el trabajo, las reuniones, los compromisos, sus padres, el estrés, su corazón, su depresión, etc
Ya está finalizando el mes del amor y esto no es un intento de destrozar la confianza entre las parejas, pero las cosas claras y estos casos aparecen con más frecuencia. Mujeres que van en el intento número 999 de oportunidades para que el hombrecillo cambie, mujeres que piensan que sin él no pueden vivir y por último, mujeres que se acostumbran a compartir a su pareja, se acostumbran a ser la otra y nunca la firme, porque no les toman en serio o porque se fijan en el que tiene esposa, esa que le espera en casa para rezar el padre nuestro y el ave maría y pobrecita, le daría taquicardia si se enterara de las olimpiadas amatorias en las que participa su esposo.
Algunos hombres dirán “ya empezó con el ataque, es una feminista, está reprimida, le falta sexo…etc”, ¡No señores!, no es feminismo, es realidad y todo es por culpa de ustedes, por su falta de inteligencia. A muchos hombres les encanta alardear de sus hazañas, sus aventuras y sus grandes mentiras y encima creen que por eso merecen que se arrodillen ante ustedes, los “machazos”. De esos hombres, me río hasta hacer doler mi pancita.
¡Atentos! las mujeres llevamos en la sangre la habilidad para hacerles bailar y saltar a nuestro antojo y si a esto sumamos que cuando queremos engañar y ser infieles, somos las mejores actrices del mundo, ustedes deberían pedirnos que les enseñemos los trucos, pero no lo hacen. A nosotras, no nos sirven las excusas que ustedes los de los “huevos” utilizan, nosotras simplemente probamos el exquisito manjar, no el cebichito de la tía veneno y no alardeamos, porque nos puede dar indigestión de tanto hablar.
La diferencia está en cómo lo haces, no subestimemos al supuesto “sexo débil”, porque si de eso hablaríamos, la revancha, la batalla y la guerra, sin duda la ganamos las mujeres y con gran ventaja.
A veces una no sabe de qué parte del tablero está y como dice Rafaella Carra: “Búscate uno más bueno, vuélvete a enamorar”… Yo me enamoré y me voy a casar…
Deja las migajas, disfruta el bufet…