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sábado, abril 20, 2024

Salud espiritual

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Cuando la pequeña fuerza muscular le engaña, el joven cree que puede cambiar el mundo, como un gorila lomo plateado en su manada. Más aun cuando socializa su vida diaria con juntas de similares comportamientos y pensamientos. La provisión de fuerza corporal, la emisión de hormonas masculinas, son signos físicos y químicos que todo individuo experimenta en esa etapa juvenil. Son cambios físicos y químicos necesarios en la formación biológica del individuo. Empero, son cambios efímeros, que moldean la parte de carne y hueso. La persona en formación, debe aprovechar el tiempo de su vida juvenil, para el enriquecimiento de su intelecto, mediante la lectura, la escritura, los estudios en todos los niveles existentes en el medio. Pero, aun falta el otro importante pilar que sostiene a la persona en su vida futura, la salud espiritual.

Se supone que en la Semana Santa precedente, el joven se ha reconciliado consigo mismo, asumiendo con FE, que Jesús ha ofrendado su vida por la nuestra, asistiendo a las celebraciones de la Eucaristía, reconociendo sus faltas y expresando alegría al conocer la resurrección de Jesús.

Es de cobardes andar mirando los errores de los demás. Sin embargo, resulta repulsivo notar bares y cantinas con personas embriagadas y equipos de sonido a todo volumen los días jueves y viernes Santo. El hecho que se desconozcan los fundamentos sobre la celebración Santa de estos dos días, no significa que se provoque malestar y demuestre irrespetuosidad a la amplia mayoría de la población, abriendo cantinas para expender licores y dejando escapar música bailable a todo volumen.

Así como el que expende desconoce la razón de ésta fiesta mundial, igual ignoran los especiales clientes, que en vez de compartir con su familia, esposa e hijos, esos momentos de reflexión, buscan cantinas para saciar la sobriedad de su egoísmo y la riqueza de su soledad. ¿Qué hace un padre de familia bebiendo licor en la cantina en un día de fiesta religiosa? ¿Por qué no dedica este valioso tiempo a conversar los planes familiares con la esposa e hijos? En los días laborables, el padre encuentra justificación en el trabajo, para no regalarles unos minutos a sus hijos y conversar como verdaderos amigos. ¿Tanto cuesta tomar la decisión de conversar con nuestros propios hijos? ¿No son ellos por quienes babeamos al verlos nacer y crecer? ¿Qué pasó? ¿Acaso no esperamos con ansias que pudiesen hablar para charlar?

Muchos llaman “gente del mundo”, precisamente a las personas con estas extrañas características. Quizá hay que hurgar por inhóspitos lugares para encontrar a gente del mundo. No, gente del mundo es el ser humano que está escribiendo, es el humano que está leyendo, es el individuo que está caminando, es la persona que está manejando, cocinando, carcajeándose, bebiendo licor; en buen lenguaje, es la gran masa humana, que vive en la amplitud del mundo, que ingresa por la puerta ancha a la juerga, a la infidelidad, a la mentira, a la corrupción, a la viveza criolla, a la inoperancia administrativa, a la leguleyada, mejor dicho, se dedica a hacer el mal a las demás personas. ¿Qué porcentaje de la población está en esa condición? Respuesta: 99 por ciento. Es decir, la mayoría de las personas está con ésta enfermedad. Lamentablemente sí. Usted y yo, podríamos formar parte de ese uno por ciento, siempre y cuando, tomemos la decisión firme de buscar la salud espiritual. Como toda medicina, el suministro necesita disciplina.

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