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miércoles, abril 24, 2024

La Tierra en crisis

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La notable escritora Marilyn Ferguson recordaba con acierto que la humanidad en general es muy lenta en aprender, reaccionando con gran lentitud a los descubrimientos, conclusiones y aportes de la ciencia. Ella señalaba que esta demora aplicativa comúnmente dura varias décadas (50 años por lo menos).

Esa misma aproximación –si no es más- podemos prever para la toma de conciencia mundial y asunción de nuevos hábitos que permitan detener esta creciente ola de grandes desastres “naturales” (tormentas, huracanes, inundaciones, sequías, terremotos, desertización, epidemias malsanas, etc.) que se suceden cada año con más fuerza y frecuencia, acabando con millones de vidas y pérdidas materiales de toda índole.

Uno de estos hábitos nefastos de los que es preciso ir alejándonos (hábito en el que hemos incurrido –por carencia- más especialmente durante el apogeo de la última glaciación hace veinte mil años) ES EL CONSUMO DE CARNES ANIMALES (vacas, cerdos, pollos, peces, etc.) que –desde la época industrial y más aún desde el siglo XX- ha devenido en la MATANZA ORGANIZADA DE ANIMALES (mal llamada “producción” y “beneficio”) en cantidad y dimensiones colosales nunca antes vistas.

Esta matanza organizada se denomina así por estar sujeta a todo el aparato tecnológico e intelectual de esta era del conocimiento pero aplicado para fines totalmente maléficos. Así, vemos toda una cadena de ordenamiento, planificación, industrialización, producción, implementaciones logísticas e ingenierías para optimizar la tortura y asesinato de miles de millones de pobres animales concebidos como meros objetos para la satisfacción de los vicios “alimenticios” (hábitos impulsivos de degustación profundamente arraigados) que NO SOLUCIONAN verdaderamente necesidad alguna de desarrollo físico ni mental ni intelectual para los seres humanos y muy por el contrario, acarrean las grandes deficiencias y enfermedades tanto a nivel personal como social y de la naturaleza entera, o sea: la tierra en crisis.

Esta “producción” y matanza organizada de TRILLONES de animales es –sin duda alguna- una de las causas más primordiales y principales de todas las grandes crisis medioambientales señaladas al inicio de este artículo, pues devasta las selvas, contamina las aguas (mares, ríos, lagos, lagunas, fuentes subterráneas, etc.) destruye la capa de ozono (por el gas metano emitido por el ganado vacuno reproducidos artificialmente en inmensas cantidades para consumo), malgasta los alimentos incrementando la escasez y hambre mundial, produce las grandes extinciones en la vida marina (los mares se están quedando sin peces) y la fauna terrestre además de favorecer notablemente grandes epidemias.

Asimismo -desde el análisis correspondiente a los conocimientos no materialistas (antítesis y síntesis científica)- podemos decir que esta matanza organizada de animales es señalada por el Maestre Dr. Serge Raynnaud de la Ferrière como la causa oculta (profunda, esotérica) de la muerte y masacre de la humanidad cuando exclama: “La Matanza organizada de los animales es el comienzo de una ley acción- reacción que ¡sepultará a los humanos! Esta lucha que emprendemos contra las leyes naturales ofende a la Naturaleza…”.

Ello es así, porque el plano de las vibraciones y energías sutiles de la vida se ve terriblemente impactado cuando –por el acto brutal de asesinar y el sufrimiento de ser asesinados y de presenciar asesinatos- son emitidas al ambiente en tremendas cantidades las espantosas emanaciones de sufrimiento, dolor, angustia, de los animales y sus familias (terneros, lechones, etc.) así como las vibraciones de odio, violencia, indolencia, maldad de los verdugos (pagados por los consumidores). Estas vibraciones de violencia contaminan malignamente la atmósfera moral de la humanidad predisponiéndola a todo tipo de decadencia y destrucción como las guerras, la pasividad mental y las psicosis colectivas, además –por supuesto- del incremento de las epidemias de enfermedades físicas (por la resistencia cada vez más tenaz de las bacterias y virus, etc.). Todo ello lleva inevitablemente a las ingentes cantidades de muertes humanas (“sepultará a los humanos” se ha dicho) con gran sufrimiento en los hospitales cada vez más colmados y en las decenas de guerras.

Todo ello porque nuestra tierra y la naturaleza entera (universal) es UN SER VIVIENTE y nosotros (la humanidad) hemos comenzado a actuar como un cáncer o como microbios malignos (más especialmente desde la era industrial de fines del siglo XIX y el siglo XX en adelante, industrialización que también ha favorecido las “comodidades” materiales y de ahí la SUPERPOBLACIÓN) para este gran CUERPO y sistema llamado tierra (sin ir hacia consideraciones más trascendentales como la ligazón o repercusión del sufrimiento de la tierra que interactúa con el resto de “órganos” del sistema solar y cósmico) acarreando por ello la JUSTA REACCIÓN de este gran organismo (GAIA, madre tierra, mama pacha) que activa sus mecanismos de autodefensa ante el ataque ignorante y brutal de los humanos “barbaros que la han mutilado”. Podemos figurarnos y comprender de esta manera una “venganza” de la naturaleza que nos sepultará de muchas formas posibles gracias a la puesta en acción efectiva de su sistema inmunológico (catástrofes naturales y guerras).

De esta manera resumo las investigaciones y conclusiones científicas de muchos sabios notables y de renombre para animar a los lectores a realizar –si así lo quieren- a INDAGAR.

Mientras tanto no nos queda sino cumplir la Sagrada Misión del SABER, luchando contra la ignorancia (el príncipe de las tinieblas) educando “suficientemente aprisa” y elevando el nivel mental de la humanidad (ver: www.magnanet.org, www.elicnet.org, www.fissnet.org) para evitar mayores catástrofes y la peligrosa posibilidad de que perdamos el privilegio sublime de vivir en este maravilloso planeta.

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