Uno de los principales lastres del fujimorismo es haber hecho de la corrupción su virtud, no por gusto su principal líder y fundador figura entre los diez ex líderes más corruptos del mundo, pues según el Informe del Global de Corrupción de la organización Transparencia Internacional, publicado en Londres el 18 de abril, lo ubica en el séptimo lugar.
Con este pasivo es normal, explicable y entendible que más del 50% de los peruanos se declare antifuijimorista, situación que le costó volver al poder cuando con Ollanta Humala disputaron la segunda vuelta; una jugada maestra, el consejo de cualquier asesor, era obvio, ver la forma de limpiar esa imagen, o por lo menos desteñirla considerablemente.
Así que había, además de usar polos blancos en reemplazo del tradicional naranja, en ‘castigar’ a los rostros de los 90’, suavizar su discurso sobre el informe de la Comisión de la Verdad, replantear su posición respecto a las esterilizaciones forzadas, y como no, atraer figuras nuevas, el fujimorismo necesitaba lavavajilla urgente, es en ese contexto que convencen a una de las figuras emblemáticas que el coro antihumalista construyó, la Dra. Yeni Vilcatoma.
Como se recuerda, la hoy congresista Yeni Vilcatoma, saltó a la palestra en su desempeño como fiscal del sonado caso Áncash, era tiempos del reino de Álvarez, por seguridad fue trasladada a Iquitos, luego lo vimos en la Procuraduría Anticorrupción en Lima, de la que renunció para anclar en el Ministerio de Justicia, hasta que lloró cuando le entregaron su carta de despido como procuradora, la razón, haber gravado a su propio jefe, el ex ministro Daniel Figallo, esto fue ensalzado, como cuando gana la selección nacional, por el antihumalismo.
El fujimorismo activo sus redes, lanzó el anzuelo y tuvo en la ‘víctima, pero a su vez heroína contra la corrupción’ Yeni Vilcatoma, el detergente perfecto para limpiar su imagen; el premio fue el número 2 en la lista por Lima, desde esa ubicación expectante se paseó por diversos medios de comunicación, parecía una Martha Chávez reencarnada, por momentos más fujimorista que Fujimori, atacante y desafiante contra competidores como Marisa Glave, por ejemplo.
Finalmente este caso también invita a reflexionar respecto a la disciplina en las bancadas, entendida básicamente como una aplanadora, es decir lo que dice el jefe, o conviene a los intereses partidarios se acata sin dudas ni murmuraciones; el fujimorismo decidió amputar antes de curar, los pensamientos totalitarios no se hacen problemas, para ellos muerto el perro se acaba la rabia, finalmente Vilcatoma ya fue usada, ahora hay que sacarle el máximo provecho, y ese fue, enviar un mensaje, todo aquel que ose ir contra lo establecido rodará su cabeza. Hoy la que fue un emblema para los fujimoristas, con el mismo ímpetu que lo construyeron no cesarán en demolerlo, este también es un mensaje, con el fujimorismo nadie se mete.