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sábado, abril 20, 2024

La desolación de Nadine

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El destino de algunas mujeres ligadas en su momento a la Alianza Bolivariana de América Latina o ALBA, creada por Hugo Chávez, parece estar unido a un hilo trágico que las persigue. Lo sucedido con Dilma Roussef en Brasil y Cristina Fernández en Argentina son los casos emblemáticos de otras mujeres activas en política en países que de una u otra manera han tenido relación con el ALBA. Es el caso de la ex primera dama del Perú, Nadine Heredia, quien, para nadie es un secreto, cogobernó en la práctica con su esposo, el presidente Ollanta Humala.

No es posible olvidar que Nadine Heredia formó parte del grupo de políticos y políticas latinoamericanos que a mediados de los años 2000 tuvieron tratos con el chavismo, que, para ese entonces, tenía como objetivo apoderarse del control de la mayoría, sino de todos los gobiernos, del sub continente americano, extendiendo la influencia de la llamada “revolución bolivariana”, que no era más que un instrumento para afirmar la hegemonía megalómana de Chávez en su país y en países vecinos.

Para esto el autócrata venezolano utilizó sin medida los ingentes recursos que provenían de la inmensa riqueza petrolera de Venezuela, los que en vez de utilizarlos para promover la industrialización, tecnificación y diversificación productiva en Venezuela, los dilapidó en su intentona de comprar con su riqueza petrolera el dominio sobre gobiernos como el de Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua, sin contar el flujo diario de petróleo a Cuba en su afán de prolongar la agonía del comunismo en la isla caribeña.

Nadine Heredia fue una de las personas que apoyaron este proyecto fallido y que se comprometió con Chávez a someterse a las ansias de poder del malogrado dictador venezolano. Es cosa sabida que recibió dinero para las campañas presidenciales del 2006 y 2011 en el Perú. Para esto tuvo como socio a Martín Belaúnde Lossio, quien corrompió a importantes segmentos de la clase política peruana, y no sólo a los provenientes de la izquierda tradicional, sino a varios de otras tiendas que no dudaron en apoyar este proyecto totalitario para el Perú.

Cuando Humala gana las elecciones del 2011 a costa de traicionar los postulados originales de su plan de gobierno, llamado de “La Gran Transformación”, cambiándolos por una nebulosa “hoja de ruta”, Nadine Heredia conserva los vínculos con el gobierno chavista y conspira con Humala para que el Perú a través del engendro denominado UNASUR, continúe apoyando al chavismo en Venezuela, ahora dirigido por el impresentable Nicolás Maduro, quien con toda razón ha sido calificado de “tirano” por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA, Luis Almagro.

Captada por la corrupción imperante en el Perú desde los comienzos de la república, Nadine Heredia se dedicó a usurpar las funciones de Presidente de la República, dictando a diestra y siniestra políticas de estado y de gobierno que tenían que ser obedecidas sin chistar por los ministros de los sucesivos gabinetes de Humala, consiguiendo hacerse de un grupo de incondicionales que reconocían su autoridad por encima de la del mismo Humala. El máximo exponente de esta sumisión fue el tristemente autocondecorado ex Ministro de Defensa y ex Primer Ministro, Pedro Cateriano,

Claro que también hubieron quienes se opusieron a esta anomalía institucional, como el ex Presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva, quien venía de una exitosa gestión como Presidente Regional de San Martín, y que a pesar de sus capacidades, no le mereció a la presidenta de facto la menor consideración, intentando subsumirlo en sus objetivos personales. Villanueva soportó hasta un punto razonable y después de 4 meses de conflictos presentó su renuncia al cargo, la que fue seguida de declaraciones en los medios en las que denunciaba los manejos de Heredia, a los que calificó de “interferencia” en los asuntos de Estado.

Estos hechos , unidos a escándalos como la revelación pública de sus vinculaciones con la mafia de Belaúnde Lossio y la publicación de agendas en que se descubren claramente los aportes del chavismo, y, últimamente, las declaraciones del Ministro de Economía Alfredo Thorne, fueron la gota que rebasó el vaso, y que ha tenido como consecuencia que la antes todopoderosa “jefa” esté moviéndose al filo de la navaja y que sólo sea cuestión de tiempo para que ella y todos los que participaron en tales hechos, inadmisibles en una democracia, paguen por lo que le hicieron al Perú y a la moral de los peruanos.

Es así como, ya definida la Comisión parlamentaria que, para escarmiento en salud de posibles y futuros imitadores, investigará en sus rapacerías, y, a no dudarlo, determinará las graves responsabilidades de una pareja de aventureros que detuvieron el avance del país. Comienza “La desolación de Nadine”.

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