29.8 C
Tarapoto
viernes, abril 26, 2024

¿Cómo ser padre a los 50 y no morir en el intento?

Por Kike Flores
Por Kike Flores

Al encontrarme hace unos días en el hospital con un amigo de infancia Jhon Ruiz, quien a pesar de ser padre de 3 hijos, esperaba nervioso el nacimiento de su cuarto (y último hijo, eso me lo juró) después de varios años del penúltimo, me entraron nuevamente las ganas de retomar y terminar este articulo que en varias oportunidades modifique y volví a comenzar. Y es que circunstancialmente, tengo varios amigos y conocidos que somos padres por primera o enésima vez cercanamente o alrededor de la base 5.

Diversas circunstancias han permitido que esto suceda, ya sea por su renuencia a este gran compromiso en épocas mas juveniles o por el inicio de un nuevo compromiso o porque simplemente quisieron buscar con su pareja el que faltaba para completar la felicidad, es decir, los “chancleteros” buscando el varoncito o aquellos que buscan la princesa para ese palacio lleno de machos.

¡Y es que es tan difícil ser nuevamente padre a los 50! Pero ninguno de los que pasamos por esa maravillosa experiencia me van a negar que junto a ese nacimiento ¡renacemos!

Nos llenamos de una energia nueva, un nuevo brío en nuestras vidas, un empezar de nuevo y quizá una nueva oportunidad para esta vez si hacerlo bien.

A los 50, habiendo ya transcurrido muchas noches de juerga, de estudios, de trabajo, de desvelos por una u otra razón, es evidente que después de tanta “experiencia” en amanecidas NO estamos preparados para esta “nueva experiencia”, no tenemos ni la mas remota idea de como preparar una leche, cambiar un pañal ni menos bañar y vestir al o a la bebé, y es que por nuestro escaso tiempo ni siquiera nos dimos el tiempo para asistir a nuestras clases de psicoprofilaxis y estimulación prenatal para aprender lo elemental y enfrentar esta “grave crisis”.

Es ahí, en esas inusuales circunstancias, cuando tenemos que sacar fuerzas de flaquezas, reprogramar nuestras apretadas agendas y agarrar al toro por las astas; replantear nuestras prioridades y es que sin duda ya no solo están en nuestras agendas las reuniones de trabajo, sino el horario de las “tetas”, fórmulas magistrales para preparar las papillas, días de vacunacion, controles con el pediatra, etc, etc. Es indudable que nuestra agenda se ha “pediatrizado” y nuestros días se han agitado más que un día de desplome de la bolsa de valores o un día quirúrgico de los que somos cirujanos o el día de audiencias y diligencias de quienes ejercen leyes, en fin, todos los días se vuelven excitados y nuestras refrigeradoras se ven colmadas de leche y papillas alternadas con red bull para el aguante paterno.

Nada más maravilloso podría alterar nuestras rutinarias vidas, nada más sublime que el tener en brazos a un bebé, a un pedazito de cielo, a un botón de pureza, algo tan frágil y de una tersura celestial que nuestras ásperas manos curtidas por el tiempo y el trabajo pueden acariciar.

Si antes no hemos muerto en el intento, a los 3 meses ya podemos, por lo menos, dormir unas cuantas horas más, ya que el bebé ha variado normalmente su horario de lactancia y duerme más horas en la noche, pero solo por unos meses, y es que viene la etapa del gateo, los primeros pasos y ni que hablar cuando ya empieza a patear una pelota y como tal tenemos que desempolvar nuestros chimpunes y sacar esa última reserva de energía.

Y es que después de los 40 ¡es inexorable el tiempo! el declive orgánico es inevitable, la fortaleza física no es la misma que a los 25, sin embargo, la gran ventaja es que la fortaleza espiritual está al tope y compensa las otras carencias y falencias y su inteligente uso puede hacer que ser padre a los 50 no sea más que una experiencia tan agradable y placentera y no matarnos en el intento. Por ahora lo dejo ahí pues urge tener que ir a cambiar los pañales…es mi turno.

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,539FansMe gusta
274SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos