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jueves, abril 25, 2024

El que entra cuando tu sales

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Hay fobias de todo tipo, yo tengo terror a muchos insectos, las cucarachas, los murciélagos, los roedores y las serpientes, pero no hay miedo mayor cuando se habla de aros, compromisos, vestidos blancos, altares y bodas. Una buena parte de hombres sufren de pánico con solo mencionarlo. Así como dicen que las mujeres son un misterio, los hombres también tienen sus acertijos un tanto complicados de resolver.
Algunos quieren salir como si estuvieran en un manicomio, otros, que tienen la amenazan de entrar, huyen despavoridos. Algunos entran cuando el otro sale, el divorcio se ha puesto de moda y el matrimonio se ha transformado en algo frívolo. La gente se casa y se divorcia como tomarse un vaso de agua.

El cuento con final feliz, el llegar al altar con el príncipe azul, es lo que muchas mujeres desde niñas sueñan, su frustración aparece después, cuando se dan cuenta que el hombre amado no tiene el mismo sueño; o lo que es peor aún, que el sueño de ella para él, es una pesadilla.

De niña vivía obsesionada con el juego del papá y la mamá, incluso mi barbie favorita tenía su vestido blanco y lo ¡adoraba! Entraba en llanto cuando él llegaba con su tractor de plástico y traía abajo mi casa de muñecas y por supuesto, a mi barbie vestida de blanco. Ahora todo tiene sentido, el muchacho del barrio que se empeñaba en destruir mis juegos de niña, era el mismo que destruiría mis sueños en un futuro muy lejano. Con el paso de los años, los hombres siguen haciendo lo mismo, destruyen sueños con tractores y huyen maratónicamente ante cualquier amenaza de matrimonio.

Amor, boda, compromiso, matrimonio, mujer, hombre, pareja, sexy, sexo, mejor seguimos solteros.

¿Fobia al compromiso? ¿Por qué miedo a un acto tan sublime? Los hombres le temen tanto al matrimonio, como las mujeres le temen a la soltería. Las nuevas generaciones de mujeres, ya no sujetan su realización personal a la concreción del matrimonio; y muchos hombres “modernos” ven en el matrimonio como un nuevo escenario en dónde pueden compartir vivencias con la pareja. Los tiempos han cambiado y las mentes también; pero de todas formas quedan algunos rastros de creencias obsoletas.

¿Estás en pareja con algún dinosaurio fóbico al casamiento? ¿Tú sueño es casarte, pero él no quiere saber nada? ¿Ya llevan mucho tiempo de novios y él se resiste a poner fecha?

Adiós al momento de encuentro con los amigos, las cervezas después de la oficina, las salidas nocturnas, estas actividades en el matrimonio se esfuman con el humo de un cigarrillo tras la reja de una prisión “cómoda”, nuestra casa. Es por ello, que los hombres suelen sentir resistencia al compromiso por el mensaje que han recibido de niños por parte de la familia y la sociedad: una esposa e hijos, implica mayor trabajo y obligaciones, se disminuyen los placeres y los tiempos. El matrimonio aparece como un monstruo que pretende arrebatarse del “hombre” lo mejor de ese hombre. Esas creencias de “prisión” de “verse privado de algo” son las interpretaciones que hacen que los hombres teman al matrimonio.

Tras dos días de sexo y promesas, muchos terminan convencidos que entre ellos existe más que química y que deben casarse. La misma juventud ha hecho que el matrimonio sea un paso más y le ha restado la importancia al “hasta que la muerte nos separe”. Y así, en esta montaña rusa, casarse es el equivalente a solamente tener sexo y divertirse.

Miedo a perder la pasión, miedo a perder la libertad, miedo a perder su espacio…Sólo me queda una duda, ¿de verdad existen más cosas que perdemos de las que ganamos al comprometernos?

La pista atlética es inmensa, mientras ella sigue pensando cómo conseguir que su novio le pida la mano, él piensa en cómo conseguir que su novia no quiera casarse con él.

Casarse no garantiza una buena relación, aunque no casarse tampoco la garantiza. “él no me hace feliz, ¡yo soy feliz!, yo me hago feliz o infeliz, él sólo es parte de mi felicidad”…

Hombres casados dicen vivir muy felices, hombres divorciados también dicen vivir felices y hombres solteros también afirman vivir felices, pero si el matrimonio no es algo natural, sino algo creado por el hombre artificialmente, ¿por qué entonces casarse?

De lo que estamos seguros en estos tiempos cibernéticos, es que el matrimonio es ya una institución fracasada y del pasado (tipo máquina escribir, vhs y caseette). Hoy que vivimos en la era de redes sociales, de facebook y whatsapp, podemos intentar, con un plan de bacanería y una muy buena dosis de amor, a vivir reuniditos nomas y sin anestesia buscar la felicidad. ¡No quiero casarmeeeeeeeeee!

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