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jueves, abril 25, 2024

Plagio académico, reflejo de una persona mediocre y sumisa

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Es por demás escandaloso que nuestra ley electoral no sancione faltas, ni mucho menos delitos de candidatos que de mil y cuántas maneras quieren arribar al poder. Un plagio, si bien es cierto es una “maniobra” y una “diestra habilidad” para apoderarse del trabajo ajeno y hacerse aparecer como autor intelectual de un documento escrito; jamás puede ser una maniobra con características honradas para beneficio de un país.

Esto es lo que viene pasando con César Acuña, ha sabido amasar toda una fortuna a nombre de la educación con un grado de Doctor que no le corresponde, y que para sus condicionales amigos de su agrupación no pasa de ser un celo político y una enfermiza envidia, porque las encuestas así le viene sonriendo, -así piensan-, y creen que esto ya es una victoria.

Si en el Perú, cualquier hijo de vecino llega al más alto poder; no se discute el hecho de llegar a una meta o a un destino político tal vez esperado, o sacrificado. Lo que se discute es la forma de llegar: mintiendo al pueblo, y haciéndose pasar por alguien que no lo es en términos legales y académicos, haciendo prevalecer solamente su astucia para beneficios personales.

Si a estas alturas, César Acuña, tiene un trato con la Universidad Complutense de Madrid, ya no de Institución a alumno, sino de Institución a Institución, es decir, tratos o convenios con su propia institución vallejiana; la propia universidad madrileña se va a ver impotente para certificar que el plagio que hoy se le acusa a Castañeda, es falso, y como tal, Acuña y sus acólitos, interesados, desde ya lo vienen celebrando.

Si todo esto llega a consumarse con lo que voy afirmando, de nada vale entonces el prestigio académico de grandes universidades, particularmente de la Complutense, al verse encerrado en un callejón sin salida al no poder pronunciarse contra la tesis de su ex alumno, y hoy candidato a la presidencia del Perú.

Porque al pronunciarse contra aquella tesis plagiada, estaría atentando también contra sus propios intereses de Universidad internacional de prestigio, por no ser celosos guardianes de los miles de trabajos de investigación que realizan estudiantes no solo de España, sino estudiantes de diversos países del mundo.

Otro atentado sería los fuertes intereses económicos que ambas universidades seguramente lo tienen; es decir, no tanto importa ya el cómo consiguió el grado de Doctor el señor César Acuña, sino los tipos de intereses económicos que ambas universidades hoy se reportan.

Así, cualquiera puede hacer gala de su pobreza; con este facilismo de conseguirse los títulos y grados académicos al más alto nivel, cualquiera se hace millonario de la noche a la mañana a nombre de la educación.

De hecho la Universidad Complutense de Madrid, no se pronunciará en contra, por todo lo ya manifestado. En consecuencia le toca al Jurado Nacional de Elecciones, institución que como autoridad jurídica electoral, le toca barrer a toda inmundicia que quiere llegar al poder de una manera ilegal, anormal, antinatural y antimoral.

El Jurado Nacional de Elecciones es bastante flexible en sus atribuciones, resoluciones y castigos. No se conoce en su historial sanciones drásticas contra candidatos y partidos políticos o agrupaciones políticas que infringieron en las mil y un tentativas por llegar al poder.

Todo lo que tiene este organismo electoral son solamente amenazas teóricas y bastante permisivas a grados extremos de permitir por ejemplo que candidatos procesados judicialmente y algunos hasta encarcelados, tengan la osadía de participar en estas contiendas electorales como candidatos a la presidencia, como si serían ciudadanos en libertad.

Si esta situación del plagio de César Acuña, pasa desapercibida, sin ningún castigo, estaríamos los peruanos condenados a seguir apostando periódicamente por toda una eternidad, por candidatos, si no son outsider, como Julio Guzmán,(que demasiado la prensa y una encuestadora, le vienen convirtiendo como el mesías político de los últimos tiempos.

El 2011 el Perú, con Ollanta, también calculó mal; en 1990 con Fujimori, lo mismo. Es decir, si los peruanos no apuestan por un outsider, apostarán por candidatos como García, Toledo, PPK, Keiko, que ambos solamente despiertan pasiones enfermizas de un grueso grupo de la población peruana, y que todos sin excepción, fueron cómplices del subdesarrollo en la que el Perú se ve sumido.

Producto de este hundimiento moral y social del Perú, es que tenemos autoridades tal como son, producto de una sociedad sin crítica a nuestra realidad y sumisa a los ensayos y vaivenes de los que sí saben aprovecharse del voto peruano.

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