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viernes, abril 19, 2024

Inclusión en el Perú…es un disfráz

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Hola como están mis amigos lectores de miércoles, nuevamente estamos con ustedes para ser parte de su palabra y su pensamiento. En la campaña electoral pasada en especial en ese entonces hemos seguido a Ollanta Humala. Escuchaba con mucha precisión la llamada “Inclusión Social”, nos preguntamos ¿Existe la verdadera inclusión social?
En estos tiempos de gestión de un Estado lleno de indiferencia emocional y social poco por no decir el Estado de hoy y antes le importa por el bienestar social. Durante los gobiernos de Toledo y García, mantuvieron la ideología del “chorreo”, es decir, promovían grandes inversiones, asumiendo que de alguna manera, los beneficios llegarían a todos los peruanos. Mientras los niveles de mortalidad y desnutrición infantil en algunas regiones seguían siendo como los países africanos más pobres, era preferible gastar millones de soles en viajes presidenciales, bombas lacrimógenas y remodelación de estadios.
En realidad, ninguna sociedad se vuelve justa e inclusiva de manera espontánea, sino que son necesarias políticas públicas, partiendo de una idea fundamental: los ciudadanos no nacen con las mismas oportunidades. En otras palabras, la igualdad entre los peruanos no es una condición real, sino una meta hacia la que debe dirigirse la acción de las autoridades y la prioridad de las inversiones públicas.
Sabemos que para enfrentar este problema tenemos en este gobierno de Ollanta un Ministerio de Inclusión Social, pero para que realmente cumpla su función será necesario que se manejen los recursos de manera responsable. En lugar de gastar en chalecos, lapiceros y tazas con el logo de la institución o en aire acondicionado para los burócratas lo prioritario es focalizar el gasto en los excluidos: mujeres indígenas analfabetas, niños, ancianos, personas con discapacidad. Si se produce cualquier forma de despilfarro o la ayuda termina en quienes no la necesitan, se desacreditaría toda la labor de inclusión.
Teniendo escenarios adversos en los términos de inclusión social en nuestro país y nuestra región nos desespera como ciudadano común y corriente que la inclusión social es una falacia. Por situaciones de trabajo nos costó vivir una realidad de la famosa “inclusión social” Una mañana de fin de semana nos trasladamos a un lugar que ni el presidente Ollanta Humala, ningún congresista Esther Saavedra, Rolando Reátegui y algunos silencioso congresistas que existen por nuestra región no saben que existe Nuevo Contamana de Shamboyacu. Ahí encontramos a un joven de 19 años llamado Darwin, muy seguro, apuesto conversábamos sobre el futuro de los jóvenes en nuestro país llegamos en un largo caminar a la conclusión que un joven en el Perú no tiene apoyo y no tiene futuro peor “inclusión social”. Darwin, comunicaba con su vista y sus actitudes que ayudemos a cambiar su vida de culminar su secundaria. Este joven invocaba de que quiere seguir estudiando preparándose para el futuro, con mucha pena responde ¡no hay oportunidades!… ¿Qué hace el Estado por los jóvenes de nuestro país que no tienen oportunidad ?. Sabemos que su única oportunidad es cogerse de lo más fácil “la chacra”. No está mal, trabajar en el campo lo que está mal es comenzar muy temprano. Bueno en este caso si el Estado dotaría de un presupuesto de jóvenes para hijos agricultores sin beneficio económico cambiaría la situación social. Es difícil entender jóvenes como Darwin, que rogando para cambiar su estado de vida tener oportunidades para mejorar en todo sentido tienen que quedarse en el olvido como si fuera una canción o una poesía. Este es mi país un Estado que duerme, autoridades que se ponen estúpidos en la oficina y sólo buscan porvenir e interés y bienestar personal. Es hora que el estado busque y valore la verdadera “Inclusión Social” teniendo un diagnóstico de población por cada región que nuestros congresistas deben ayudar a un verdadero protagonismo de gestión pública hacernos creer que trabajan con equidad.

Mi silencio estúpido no puede callarse seguimos en la misma podredumbre de un Estado que no se corrige sólo admite a ponerse de la mejor pose de actor. Nuestro estado no va al efecto de protagonista sino simple de un bandolero que deja sin nada a su población.
Gracias muchas gracias, hasta el próximo miércoles… si nuestros enemigos y amigos quieren.

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