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martes, abril 23, 2024

Venus con Júpiter y la cosmobiología

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Extraordinaria atención alrededor del mundo ha captado el hermoso fenómeno astronómico que veremos estos días, me refiero a la conjunción de Venus y Júpiter. En efecto, me ha causado una grata impresión el hecho de que tantas personas hayan manifestado una receptividad más especial hacia un acontecimiento del cosmos y no dejo de pensar en el poder instaurador de la belleza (venus) que potenciado –uniendo energías- con la fortuna y filosofía de júpiter, permite que la gente tenga cierto despertar hacia realidades y reflexiones más allá de la gris cotidianeidad de su diario trajinar por la subsistencia material.

Este bello evento cósmico será dado en tres oportunidades: entre el 29 y 30 de junio, Venus y Júpiter estarán en conjunción por primera vez, aunque por aproximación esta conjunción se mantiene una semana antes y una semana después. El 31 de julio Venus regresa a Leo y el 5 de agosto se produce la segunda conjunción con Júpiter en este signo. El 6 de septiembre Venus vuelve a avanzar y el 8 de octubre entra a Virgo. El astro del amor, más veloz que Júpiter, alcanzará al gran coloso el 26 de octubre y se producirá la tercera conjunción entre ambos planetas, esta vez en Virgo.

Pero, ¿Qué hay más allá de todos estos sentimientos evocados ante la belleza de dos planetas “reunidos” ante nuestros ojos? ¿Qué meditación podemos extraer de estos hechos astronómicos para no quedarnos en la simple y pasiva contemplación sin investigación? ¿Cómo podemos con estos hechos trascender el estrecho materialismo cartesiano y escéptico de la “ciencia oficial” que menosprecia las conclusiones verdaderamente científicas de la milenaria astrología (hoy cosmobiología)?

A este respecto, el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière –creador de la Agrupación Mundial de Cosmobiología- aporta algunos pensamientos iluminadores:

“Desde las primeras edades, el hombre ha elevado sus ojos hacia la bóveda celeste, donde los millares de estrellas han debido intrigarle…Es por eso que la Astrología es, sin duda, una de las ciencias más antiguas, porque tan pronto como el hombre pensó, debió simplemente mirar hacia el cielo y donde, por una naturaleza objetiva, analizó las estrellas o por una naturaleza mística preparóse a orar, con su mirada tornada hacia lo alto, debió captar el movimiento de la gran bóveda. De una manera u otra, esta contemplación en la base de las meditaciones primitivas fue ciertamente el nacimiento de las ciencias.

Es fácil comprender que se obtuvieron conclusiones ciertas después de haber notado durante siglos que los mismos fenómenos se producían cuando se presentaban los elementos planetarios.”

Estos importantes datos responden preguntas como las siguientes ¿Cómo se obtuvieron los conocimientos acerca de la particular influencia de cada planeta o constelación en la vida de la tierra? Respuesta: “Se obtuvieron conclusiones ciertas después de haber notado durante siglos que los mismos fenómenos se producían cuando se presentaban los elementos planetarios.” Esto nos recuerda por ejemplo las civilizaciones como los sumerios, mayas, egipcios, griegos, etc. que durante siglos y de generación en generación ACUMULARON códices y documentos de acopio de datos informando de los fenómenos cósmicos y mediante la repetición de éstos llegaron pues a CONCLUSIONES CIERTAS y deducciones como por ejemplo, la relación de marte con los conflictos y la división, de venus con la fertilidad y la belleza, de mercurio con el intercambio de información y comercio, y así sucesivamente.

Esta preciosa ciencia astrológica cayó en descrédito con la visión estrecha del periodo racionalista del siglo XVIII que en vez de separar la razón de los sentimientos -como lo pretendía- vino a mezclarlos lamentablemente con los razonamientos teológicos abstractos de la religión (que venían desde antes) llegando en la actualidad a esta especie de creencia ciega y escéptica del cientifismo materialista contemporáneo, una religión dogmática más, con su pretenciosa creencia en la negación, la casualidad y la muerte. Esto lo ilustra el autor citado:

“Los hombres han tenido mucha confianza en sus métodos; pero desgraciadamente los perdieron de vista en la época racionalista, desvinculándose de todas las vías grandiosas de la Tradición. Seamos pues lógicos y aceptemos lo que estos métodos profundos ofrecen hoy. Ya Francis Bacon dijo: “Un poco de filosofía nos aleja de Dios; un poco más nos regresa a El”. Pasa lo mismo en lo que se refiere al desarrollo mental del hombre y al de la ciencia en su estado embrionario: nos alejan de la verdad, pero a medida que se perfeccionan nos conducen a su encuentro.”

Y concluye: “Esperamos que el conocimiento positivo de las correlaciones entre los fenómenos cósmicos y las manifestaciones de la vida, entre el Universo y el hombre, tornarán la mentalidad occidental susceptible de comprender cierta realidad metafísica cuya existencia ninguna ciencia sabría nunca demostrar, pero sin la cual nada podría ser, ni llegar a ser.”

Felizmente esto ya está sucediendo pues nuestra “mentalidad occidental” está siendo más comprensiva esta realidad Cosmobiológica gracias al arduo trabajo que desde hace décadas vienen realizando instituciones como la Universidad Internacional UNINT, con su facultad de Cosmobiología (ver: www.magnanet.org) que presenta la “Teoría Científica de la Cosmobiología” de su fundador el Dr. David Juan Ferriz Olivares, así como las investigaciones de otros grandes científicos de nuestra era; y también la Fundación INVESCIENCIAS (ver: www.invesciencias.org) con investigaciones cosmobiológicas de avanzada en el campo de la agricultura y las ciencias médicas en diferentes países.

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