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viernes, abril 19, 2024

El gol es un orgasmo

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Y el gol  y el orgasmo: todos lo quieren, lo anhelan, lo buscan, hacen hasta lo imposible por tenerlo y cuando se obtiene, entonces es el grito, la victoria, la emoción, la risa y casi el llanto. ¡Y ya!, terminó, ¡qué alivio!, liberamos la tensión, ¡por fin!

El orgasmo es la cumbre del éxtasis, te hace delirar y jurar amor eterno entre sábanas. Es el deseo que embriaga y que mata. Y así, ese placer no sólo se encuentra en el sexo, sino también en algo menos íntimo y más bien mundano y popular: el fútbol.

El sexo y el fútbol, analogías complicadas, similitudes excitantes y verdades sorprendentes.  Uno es la equivalencia del otro, no por los minutos, sino porque esperamos el clímax final y hacemos todo para que esto suceda.

La fiebre del fútbol, las cervezas puestas y los patas. Todo previo a un partido de fútbol. ¿El objetivo? Que el equipo favorito anote goles y gane. Básicamente eso en 90 minutos. El juego varía, según se gane o se pierda, las respuestas no serán las mismas. El gol en la portería propia o contraria, afecta nuestro estado de ánimo. Nos alegra si se anota; nos causa desazón si fallamos.

Se sabe que es un juego y se disfruta al máximo. Como si la vida fuera en ello. El mundo deja de existir afuera y no hay poder terrestre que quite la atención de la acción que se desarrolla en el momento. La novia, esposa o amante,  lo coloca como su enemigo principal, pues contra él, nunca podrán ganar la batalla, porque ni castigarlos sin sexo, resulta ser una estrategia que traiga éxito.

Como el orgasmo, el gol es difícil de explicar, fácil de sentir; difícil de obtener, fácil de dejarse llevar y correr por el estadio entero una vez que se ha obtenido.

Eduardo Galeano, aclara este tema en su libro «El fútbol a sol y sombra» y dice: «El gol es el orgasmo del fútbol; como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna. El gol, aunque sea un golecito, resulta siempre ¡gooooooooooooooooooooooool! en la garganta de los relatores de radio, de hombres y de mujeres”.

Antes, el  fútbol en su mayoría era seguido por hombres, más que por mujeres. Como a ambos nos gusta el clímax orgásmico, ahora el fútbol es adorado por todos y todas.

“Me llevo muy bien con la pelota”, exclama mi amiga entre risas de complicidad. Es experta en todos los pases y estrategias plasmadas en la cancha y en el juego. Su mayor atracción visual, es la carne fresca y sudorosa que corre de un lado para otro. Sus pompis bien dotados, sus piernas bien fornidas y todo ese conjunto deportivo que los hace perfectos, genera en ella y en muchas, la pasión y amor por el fútbol.
¡Lo admito!, también soy adicta al fútbol,  grito, deliro, cojo una chela y celebro cuando se juega. A las finales, el fútbol seduce, excita y enamora.  Se vuelve poesía ante mis ojos, no sólo por los perfectos cuerpos de quienes se encargan de demostrar sus dotes deportivos y casi artísticos al manejar esa pelota traviesa que tiene que entrar en los arcos sin censura ni pudor. Ellos hacen del fútbol, el deleite de muchas mujeres.

Atrás quedó la rivalidad entre el fútbol y las mujeres. Ellas ya no se sienten excluidas cuando sus machos se idiotizan con el partido, ahora, la estrategia a utilizar es sencilla, divertida y placentera. En la pasión del juego, entiendo los pases, me deleito con los angelitos de Dios en la cancha, me desahogo con lisuras salidas de bocas de caramelo y finalmente disfruto el orgasmo del gol.

El sexo ha llegado de tal manera a ser parte del fútbol, en donde algunos futbolistas han debido tomar viagra para tener un mejor desempeño… no sexual, sino futbolístico, es decir para aprovechar ese rendimiento físico, pero en la cancha.

El fútbol pueda traducirse como un orgasmo multitudinario, de gritos  unísonos. Si tu equipo gana, te dejan una sonrisa cómplice y aliviada de tensión. Si pierdes, te quedas con la esperanza de sentir algún día, no muy lejano, llegar a sentir el orgasmo.

Para mí, un orgasmo es como la búsqueda ansiada por el gol, es delirar, es lanzar adrenalina por doquier. Es sentir que cuando yo quiero, puedo gritar y sentir. Formas y tonalidades, sensaciones y explosiones. Todo gira entorno de esa pasión. El fútbol y ellos, ellos y los orgasmos, los orgasmos y el gol, sus gritos y mi amor.

No hay mejor forma de volver loco a un hombre en la cama…que escondiéndole el control remoto cuando está viendo el deporte rey, el fútbol.

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