Mucha gente ha cuestionado a Perú por cómo perdió ayer. Esta bien, sin pretender ser mediocre como cualquiera pensaría, diría: hemos jugado rebien, pero nos ganaron como siempre. Hay una diferencia… en verdad jugamos rebien…. y eso nos hace pensar en el futuro. Lo cierto es que estamos entre los tres primeros de Latinoamérica y desde Zambrano hasta Advíncula, la selección se paró como debía frente a rivales que exigían y eso es de destacarse.
Como leía antes de hacer este artículo, hoy tenemos a un entrenador y no a personajes que en realidad no entendieron nuestro fútbol. No recogieron las habilidades en defensa de los que hoy se pelean por nuestra camiseta, menos aun, se sintieron los peruanos que deberían sentirse cuando la blanquirroja entra a la cancha.
Hay que ser brutalmente tonto para no darse cuenta que las cosas nos fueron mejor que antes. Debemos por ello mirar en el fútbol hacia un destino más promisorio, en donde por fin nos acompañe un fútbol envidiable que no le vimos a las otras selecciones.
Vamos a tener fe otra vez, aunque esa palabra signifique tan contradfictoria cuando pensamos en nuestra selección.