En la región, los recreos turísticos se convierten a través del trabajo de sus propietarios, muchas veces en importantes aliados del medioambiente, pues ayudan a cuidar sus áreas y se oponen a que áreas colindantes sean cualquier cosa.
He visitado muchos de ellos este fin de semana, por los compromisos que adquiero con mi programa Nómadas. Ha sido un gusto visitar por ejemplo El Tambo Ilusión y allí encontré a Armando Rodríguez, quien se mostró indignado por los ruidos molestos que llegan hasta su refugio, en el que apenas hacen bulla las avecillas que llegan a deleitar con su canto. De hecho, cuando uno va a un recreo de los comunes que existen, uno llega a la conclusión que no es necesaria tanta bulla para poder atraer clientes, que muhco más bonito es el silencio o una música muy sutil. Es cosa de educar y esa es tarea de las autoridades.
También en Urku, cada vez son mayores las preocupaciones por las actividades humanas que amenazan cada vez mnás su espacio. La basura, por ejemplo,es un problema habitual en la zona y de hecho, hay la necesidad de luchar en contra de las malas costumbres. Ojalá que estos aliados de la conservación no se cansen y sigan luchando desde sus trincheras.