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martes, abril 23, 2024

Eternos extractores

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Los primeros pobladores que llegaron hace más de diez mil años a Sud América, específicamente a la Amazonía se dedicaban a la caza, la pesca y la recolección; es decir la mesa estaba servida y habría que recoger los recursos que ofrecía la naturaleza. Posteriormente se dedicaban a la agricultura en las playas amazónicas y la extracción de minerales para las herramientas y joyas. Después de este largo periodo, se supone que la humanidad se ha civilizado, ha entendido la importancia de usar estos recursos de manera racional; pues, los seres humanos no tienen generaciones que se acaban, hay un lapso sin humanos, de nuevo aparecen otras generaciones que se acaban. Salvo el caso de Noé con la inundación de agua; o el caso de Sodoma y Gomorra con la emisión de fuego. El ser humano se reproduce de manera natural, como integrante de la naturaleza; e incluso se podría afirmar, hasta de manera irracional, desmedida; pues, la superficie de la tierra no se incrementa como lo hace la población humana que la utiliza.

Las actividades extractivas son tan igual como las hicieron los pioneros de América. Los peces que se pescan para la alimentación, para la harina o aceite, provienen del mar, de los ríos, de las cochas. Pocas son las personas que los producen. La “carne de monte”, de picuro, carachupa, intuto, sajino, venado, proviene del poco bosque que queda, de las cacerías que no son autorizadas ni negadas por nadie. Nadie produce esta carne muy cotizada por lugareños y turistas. La madera que llena de muebles las casas del país y de otras naciones proviene en su totalidad del bosque natural. ¿Alguien produce madera para la mueblería de las urbes? Como los bosques naturales pertenecen a los pobladores del país que los posesionan, sin que los haya costado un solo centavo, entonces, simplemente no se le da el verdadero valor que tienen para la humanidad, para la historia. Los extractores hacen destrozos de esos bosques para sacar las maderas y venderlas.

Además, siguen las extracciones: Mineral, petróleo, carbón, gas. Los pobladores siempre han escuchado que: “La minería tiene una presencia importante en el país. Genera un gran impacto en el resto de la economía”, ex viceministro de Economía. “La minería representa más del 50% de las divisas, el 20% de la recaudación fiscal, el 11% del Producto Bruto Interno, la mayor parte de la inversión extranjera, entre otros destacados factores macroeconómicos” (IPE). “Pretender que haya un Perú sin minería, no es un escenario factible. Se habla de diversificar, pero eso no debe significar reemplazar la minería por otras actividades, sino construir con la minería”. Es decir, la mentalidad está orientada a que solo la extracción minera puede generar divisas, que no hay otra actividad que la pueda reemplazar ¿Todos los países desarrollados viven gracias a su minería? ¿Las vidas de los más de siete mil millones de humanos sobre la tierra son dependientes de la actividad minera? Existe urgente necesidad de revolucionar la mentalidad humana; pues, se ha materializado tanto que hasta su vida tiene directa dependencia del metal.

Empero, existen otras luces auxiliares que pueden iluminar las mentes: “La agricultura puede ser una gran generadora de divisas. Este año se pueden alcanzar los US$5.000 millones en exportaciones, y todavía queda espacio para crecer. Las casi 4 millones de hectáreas sembradas pueden duplicarse, gracias a los grandes proyectos de irrigación que han empezado a ponerse en marcha” indica el Ministro de Agricultura. Sin embargo, los que tienen fe ciega en la minería, dicen que “aun así, todavía estarán lejos de los más de US$20.000 millones que genera la minería cada año” (El comercio, lunes 15jun15)

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