¿Quién gobierna la región?, la interrogante es a partir de la declaraciones de la figura más representativa del fujimorismo en San Martín, del que incluso de vocea podría acompañar a Keiko en una eventual plancha presidencias en el 2016, me refiero a las declaraciones del congresista fujimorista Rolando Reátegui, que ante la pregunta de un periodista que le pidió su opinión respecto a los 100 primeros días de la gestión de Víctor Noriega, textualmente manifestó: “Fuerza Popular, no tiene vela en este gobierno; más claro ni la corrupción registrada en los videos de Montesinos.
Esta declaración es la constatación de las cada vez más tensas relaciones entre el mandatario regional y los principales dirigentes fujimoristas de San Martín, para algunos es el resultado de un Gobernador Regional que no se deja manipular, que ha decidido colocar a su partido que lo llevó a un segundo o tercer plano, los que así opinan leen en esta medida una fortaleza; para los que estamos de una u otra manera en el quehacer de la política, entendemos que para un buen gobierno se necesita por lo menos tener tres componentes en azul, una fuerza dirigente que piense, planifique y se proyecte; una base social bien organizada, que vaya más allá de los simpatizantes o militantes que se fajaron en el proceso electoral, que garantice la gobernabilidad; y la tercera, una estructura política que haga vida política, que este activa y que sea capaz de canalizar, sustentar y difundir los aciertos de una gestión.
A la luz de estos tres preceptos, analizando la gestión Noriega, se tiene que esta confrontado con la fuerza dirigente que lo ayudó a ganar la elección, ubicándolo en el plano de huérfano político; y que incluso aseguran, no tener arte ni parte en la actual gestión, y que por tanto no son responsables ni de activos ni de pasivos, posición infantil e irresponsable, pues han preferido sobreponer sus requerimientos personales y de grupo al de la región, quedando claro que sus objetivos son subalternos, situación que lamentablemente afecta al Gobernador regional, que sumado a su poca experiencia como dirigente y comunicador de masas lo complica aún más; pues si estaríamos ante un mandatario más político y con mayor experiencia, hace rato que hubiera llenado ese vacío con la convocatoria de una suerte de parlamento en la sombra que le dé el sostén con una composición multipartidario y técnico, pero para eso se necesita muñeca, experiencia, visión, capacidad de reacción, olfato político, vocación por el diálogo y saber ceder parte del poder.
Respecto a la base social que sustente al mandatario y le garantice efectividad en sus decisiones, lamentablemente es otra de las patas de esta mesa que esta apolillada y por tanto lo hace tambalear. No estamos ante un gobierno regional con una base social convencida, movilizada y con mística, esta falencia en parte, también consecuencia de la conducta irresponsable de algunos dirigentes fujimoristas, que no deben perder de vista que por más abstencionista que parezca su conducta, igual les va a salpicar los aciertos y errores de la actual gestión regional; parece que quieren que el Gobernador regional, por desesperación, ante el inminente naufragio, les implore una cuerda naranja para salvarse. Lo han llevado al filo de la navaja, situación también se puede revertir, Noriega si quiere marcar trocha, tiene que hacerlo, de lo contrario estaríamos ante la crónica de un mandato opaco, si brillo e intrascendente.
Sobre la estructura política, ni que hablar, ya lo dijimos, el mandatario regional no cuenta con una estructura política que este decidida a darle sostén a su gestión, están más interesados en la campaña de Keiko de cara al 2016. Por el bien de San Martín se espera que nuestro presidente supere estas limitaciones que no están llegando desde la oposición, que está siendo benevolente; sino que son zancadillas de los propios fujimoristas, que incluso como el legislador Rolando Reátegui, están asumiendo el papel de pilatos. Una razón más a tomar en cuanta en las elecciones generales del 2016.