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jueves, marzo 28, 2024

El que reza y peca, empata

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Semana Santa trae consigo un costal de actos suscitados hace miles y miles de años, se habla de dolor, de pecados asumidos para salvar nuestro propio pellejo y está bien, no digo que no lo esté, el hecho de reflexionar sobre ello, para que nuestro mundo no se convierta nuevamente en Sodoma y Gomorra. Sin embargo lo que he notado repetidamente en estas fiestas, es la exagerada presencia de personas paganas que llenan las calles y las iglesias en Semana Santa, ellas debieron quedarse con el mensaje “perfúmate” para justificar su falsa representación del dolor y la devoción en público.

De los relatos de aquella historia de la muerte de Jesucristo me gusta recordar un detalle: Todos los que fueron declarados “santos apóstoles” huyeron como cobardes cuando las cosas se pusieron feas. Sólo quedó la madre de Jesús, un joven y una amiga, María Magdalena, una mujer que jamás fue nombrada “santa” por la Iglesia por aquello de su pecaminosa profesión y pasado, pero más valiente para dar la cara en el peor momento, sin huir a escondidas como los discípulos que llenan los altares. Lo mismo sucede, se peca todo el año y se reza en Semana Santa, y con ello ya sanié todo lo que debía, empaté y estoy limpia de polvo y paja. ¡Qué chévere!

Por alguna extraña razón que escapa a raciocinio, de golpe y porrazo la mitad de la población se transforman en férreos creyentes, devotos penitentes y sufridos procesionarios, cuando en el resto del año si han pisado una iglesia es porque han asistido a alguna boda. Me parece curioso, pero lo que acabo de decir lo puedo afirmar con argumentos de peso. Tengo amistades que sistemáticamente incumplen más de un mandamiento, son extremadamente pecadores y no tocan una iglesia en todo el año y al llegar Semana Santa se “disfrazan” y acuden al “desfile” que en más de una ocasión no he podido evitar compararlo con un desfile de modas y en las mejores pasarelas.

Si pidiéramos explicaciones de esta conducta a algún religioso seguramente nos diría que es obra y voluntad del Señor, pero a mí se me antoja otras series de respuestas. Semana Santa más que un sentimiento religioso, se ha convertido en un acto social, algo así como; “mírame, salgo en procesión, soy buena persona” “Veo películas religiosas, uso falda larga y no hablo malas palabras” “No como carne, es pecado”. Aunque no lo creas yo he escuchado decir: “Este año me disfrazo“.

Semana Santa, se ha definido como la celebración anual donde los cristianos conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, es por ello que se ha convertido en un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas.

Mientras tanto, la hipocresía es el acto de pretender constantemente tener creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que uno en realidad no tiene. Palabras más palabras menos, la hipocresía es así como un tipo de mentira.

Sé que este tema es de alta susceptibilidad, porque más de uno se siente aludido cuando se toca, pero precisamente para esta época de reflexión, es preciso reflexionar.

¿Cuántas personas no se dedican para esta época de Semana Santa en las diferentes iglesias y templos de la ciudad a estar predicando la Palabra contemplada en la Biblia?, ¿Hasta qué punto lo que predican lo cumplen?

¿Cuántas personas que salen de orar o rezar de una comunidad cristiana, van criticando de cómo estaba vestida tal fulana, o si el cura hizo o no tal gesto, si el pastor se le fue la paloma con lo que explicaba?

¿Cuántas personas después de rezar van a la cantina, a la rumba o cualquier otro sitio nada santo a esto o aquello? Y lo mejor del caso, luego de darse cuatro golpes de pecho, y en el peor de los casos, se ponen a darles consejos a los demás.

Eso sí, la respuesta a todo esto está también a flor de labios. “El que reza y peca, empata”. ¿Será eso cierto? Considero que no. Simplemente es una excusa, para poder justificar un comportamiento netamente hipócrita, con su denominación religiosa.

¿De qué sirve no comer carne en Semana Santa, si devoras a tu prójimo con la única finalidad de lograr tus propios intereses? Sacando a la luz tus sentimientos más pecaminosos?

Después de dejar la hipocresía de lado, orar y hacerse la cucufata, la santa 2015, me pregunto algo: ¿Qué pasa el resto del año?… irónica y lamentablemente, se permite la pedofilia, la infidelidad, los abusos de poder, las estafas, el enriquecimiento ilícito, la maldad, el clasismo, el racismo, la intolerancia, la envidia. No solo los 7 pecados capitales, sino todos los demás que derivan de ellos y ensucian el mundo….

¡Por los clavos de Cristo!… “Dios, perdónalos porque no saben lo que hacen”….

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