El accidente del avión alemán en Los Alpes franceses, la semana pasada, nos trae de vuelta a la realidad:
La Depresión. Según afirman los especialistas encargados de las investigaciones de la causa de esta tragedia, el piloto no estaba en capacidad de controlar su propia vida y puso en peligro la vida de los demás, con los resultados ya conocidos. Este joven profesional estuvo invadido de un gran stress y su YO se encontró debilitado ante la presencia de una adaptación dolorosa: La ruptura sentimental con su novia, ad puertas a su matrimonio. Esta experiencia traumática alteró su personalidad, y no pudo soportarlo.
Alterar su personalidad consistió en ESCONDER SU DOLOR Y NO PODER DECIRLO NI SER ESCUCHADO. Esta manifestación es el inicio de la Neurosis que se manifiesta en conflicto y produce Neurosis depresiva. En cierta ocasión el Dr. Saúl Peña K. (Psicoanalista, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú), sostuvo que, la depresión, es originada por la hostilidad reprimida y que el suicidio es la consecuencia final.
Existe la tesis de que “NADIE SE QUITA LA VIDA SIN HABER INTENTADO ANTES MATAR A OTRO”.
En países que tienen altos índices de suicidios- en su mayoría por depresión-, los encargados de la salud mental tienen a disposición un teléfono de auxilio a donde recurren drogadictos y personas que atraviesan momentos difíciles y están por intentar suicidarse, siendo esta estrategia salvadora de vidas en muchos casos. Algunos especialistas de Psicología sostienen que “…el deprimido no externaliza su agresión y que la acumulación de ésta lo coloca en un estado de hostilidad contra sí mismo que conduce muchas veces a renunciar a toda lucha activa por superar frustraciones, y a la pérdida de la esperanza de recuperar su autoestima”. (Luis Herrera Abad, PUCP, 1982).
En nuestro país no existe la salud mental. Lima es uno de los centros urbanos con más casos de suicidios, desde niños hasta adultos, desde solteros a casados. ¿Cuál es el estado de la salud mental en nuestra realidad? ¿Hay planes de contingencias en Tarapoto, para atender estos casos? ¿El Minsa y el Seguro Social responden a esta casuística? El problema es serio, no existe política de salud, sabiendo que es parte de la seguridad ciudadana. En el caso que sí lo hubiera, no lo archiven, deberían conocerlo todas las autoridades involucradas. Que no nos sorprenda una tragedia como la sucedida. Antes el ser humano era guiado por los sacerdotes, con esta realidad deberíamos pasar a ser guiados por el médico-psicólogo o psiquiatra- y prevenir. No olvidemos lo expresado por César Vallejo: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer.”