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jueves, marzo 28, 2024

No califico, estoy al rojo vivo

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La gran estafa de mi vida se originó en un día como cualquiera, un correo electrónico con negativa de un trámite. Esta estafa llegó con una serie de irregularidades que ponen nuevamente al descubierto a Telefónica del Perú y sus innumerables estafas, fraudes o como quieran denominarlo.

Me indigna el no saber cómo y dónde sucedió todo esto. No son pocos, por desgracia, los casos de fraude y estafas telefónicas. De hecho, cada vez hay más y con retorcidas estrategias para que acabemos cayendo en la trampa, muchas veces sin ser siquiera conscientes.

No es sólo el viejo truco de llamarte para persuadirte a decir “sí” y luego no tener escapatoria cuando en tu recibo aparece un excedente de pago. Siempre escuché en mi familia y amigos comentar sobre el pésimo servicio de las telefonías fijas y móviles, los excesos en los cobros, las fallas técnicas de los equipos, las equivocaciones en facturación, los cortes de servicio y muchas telarañas más de la casona en cuestión.

Pues sí, nos ofrecen gato por liebre, irónicamente seguimos siendo presos del excesivo consumo de estos servicios que nos han vuelto dependientes, aunque nos dejen sin un centavo en el bolsillo, o simplemente, hasta que nos dejen no aptos en el sistema financiero, en rojo a la vista de todos, pero en dólares paras los bolsillos de estas empresas.

Decidida a seguir creciendo laboralmente y en la búsqueda de la estabilidad económica que todos anhelamos, decidí presentar mis papeles para un sistema de evaluación, importante y decisivo para mí, estaba de lo más tranquila, era la primera etapa de prueba y sin duda, eso era tan fácil, como levantarse de la cama. Grande fue la sorpresa, cuando recibí el correo que afirmaba lo siguiente: “NO APTO, NO CALIFICAS, ESTÁS EN ROJO, POR MOROSIDAD”.

Si no me desmayé en ese momento, es porque mis carnes me permiten mantenerme firme, sin embargo no era sorpresa, era un total desequilibrio, no entendía que sucedía y me atreví a refutar los resultados de tal horrendo correo electrónico, pues no, no fue una equivocación, la información era verídica.

Con la seguridad que me caracteriza cuando mis cinco sentidos están bien puestos, me acerqué a la central de Telefónica del Perú, pues asumí que alguna facturación de las líneas que he tenido a mi poder, me pudo jugar una mala pasada. Efectivamente, estuve allí, tranquila como el pan de Dios cuando estoy con los buenos ánimos y en donde ser la mujer más cándida es lo que más me caracteriza.

Una señorita atendió mi consulta, se mostraba cansada y con mal humor, de seguro no era uno de sus mejores días, como el mío tampoco lo era. Yo estaba aún pasiva, hasta que confirmé mis sospechas y en efecto estaba en Infocorp por una deuda con esta empresa, la pregunta del millón era ¿cuál y de cuándo era la deuda?, la respuesta me brindó la señorita mal humorada, que se había transformado en la más útil empleada del lugar, nerviosa, pero amable, se movió como hormiguita para darme una solución inmediata.

La respuesta fue, que se trataba de un pequeño error, “una venta fraudulenta”, entre risas pensé que eso correspondía a unos cuántos soles de exceso en alguno de mis recibos, pues no, esa venta fraudulenta, era de más de quinientos nuevos soles por un servicio de Movistar Tv, el cual nunca en mi vida había solicitado.

Ya con la tranquilidad dejada de lado y con el demonio por querer salir de mi diminuto, pero caribeño cuerpecillo, seguí los procedimientos que los muy atentos trabajadores me daban, la atención era distinta, única y de lujo, pensaron que eso desviaría mi intención de reclamo.

Entre ellos intercambiaban información, me cambiaron hasta códigos, pero como no tengo ni un pelo de tonta, gracias a Dios y a mis mezclas de genes, esperé y esperé, hasta que el mencionar “¿dónde está tu libro de reclamaciones?, necesito una copia del reclamo para denunciar ante Indecopi”, les alertó de que no era una tonta más del ruedo de las estafas.

A diario muchas personas deciden pagar sin indagar, ni verificar lo que está suscitándose. De esta manera el fraude no sólo me hizo abrir los ojos para comprender el cómo fraudulentamente trabaja una empresa que se hace rica en nuestra región, en el que no sólo su atención y servicio es pésimo, sino que el fraude es una de las acciones de moda que realizan sus trabajadores para acceder a sus bonos extra de ventas y que vienen siendo desapercibidas por sus jefes o apañadas por los mismos.

“A cualquiera que se descubra en un fraude vergonzoso, no se le volverá a creer, incluso si habla con la verdad”

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