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miércoles, abril 24, 2024

Prácticas agrícolas complementarias

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Para el agricultor, la chacra es su vida. No es para menos. La chacra es el fundo, es el lugar donde ha pasado decenas de años de su vida. Es el centro de producción para la venta y para la alimentación, es el centro de trabajo, es el lugar donde se generan los ingresos de la familia. Aquí se crían las gallinas de chacra, los patos, los pavos, los chanchos comunes, los cuyes, los caballos, los burros y las vacas.

También están los animales silvestres domesticados como los guacamayos, los pihuichos, los loros habladores de cabeza amarilla, los pinchicitos, todos ellos adornan los árboles frutales de casho, ciruelo, mango, palto, guaba, ushún chino, chirimoya.

Desde la casa rural, el campesino se dirige a realzar las faenas diarias en los diferentes sembríos: Cacao, café, sacha inchi, plátano, yuca, maní, maíz, frijol. Las labores que hace el agricultor en cada uno de los sembríos son: Shunteo, siembra de semillas, deshierbo, poda, injertación, fumigación, abonamiento, alineamiento, estaqueo, poceo, trasplante, viveros, cosecha, procesamiento de la cosecha, fermentaciones, secado, ensacado, traslado de la producción y por último viaja a la ciudad a vender los productos.

El agricultor es conocedor de saberes pecuarios, agrícolas, veterinarios, comunitarios y comerciales. Los técnicos agrarios intercambian conocimientos y experiencias con los agricultores.

Sin embargo, en la mayoría de las fincas existe significativas ausencias de actividades complementarias. ¿Cuáles son? Por ejemplo una buena letrina. Debe ser buena porque comprendería de un espacio cerrado, seguro, con tasa y lavatorio. Los restos humanos se van por tubos a un pozo ciego, bien cerrado y con un tubo de escape de malos olores. La tenencia de este servicio supone contar al menos con agua entubada ¿Y por qué no? Con la planificación de las actividades en base al asesoramiento técnico, el agricultor tiene el derecho de vivir bien en la chacra.

Cuando se realiza la fermentación de las almendras de cacao o semillas de café, escurre el agua miel.

Esta sustancia densa es tan potente que mata a otras plantas y a los peces del riachuelo. Entonces, estas aguas mieles deben irse a un pozo. Lo mismo ocurre con las aguas de cocina. Generalmente se arroja al patio. Es agua con jabón y desperdicios que contamina el ambiente y debe ir a otro pozo. Algo similar sucede con los restos de la cocina, las cáscaras. Deben compostarse, colocándolas en un cajón de madera, de un metro cuadrado. Se colocan todos los restos orgánicos e incluso la ceniza. Cada semana se voltea, hasta que la masa se homogeniza. Las masas descompuestas van colocándose en sacos y están listas para emplear en el abonamiento de las plantas. ¿Qué pasa con las botellas de plástico, de vidrio, con las latas, los fierros desechados? Generalmente son arrojadas por cualquier parte. Estos restos deben colocarse en un pozo. Estos pozos deben tener dimensiones de un metro de largo, ancho y profundidad.

Así, con estas prácticas complementarias, el agricultor ya puede caminar descalzo, sin el temor de pisar un clavo, un trozo de vidrio. Ya no haría sus necesidades fisiológicas en el monte llevando un palo para arrear a los cerdos. Que las gallinas ya no completarían sus alimentos con estos desechos humanos.

Para el secado del cacao y café, debe construirse barbacoas, para evitar que los animales de la chacra se paseen por encima, duerman plácidamente y hagan sus necesidades sobre los granos. Aunque parezca mentira, los granos de cacao y café reciben estos olores y los mantienen en sus estructuras, cambiándoles los aromas y sabores. Con éstas prácticas agrícolas complementarias, se asegura la calidad del producto, que es el esfuerzo y dedicación del agricultor.

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