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jueves, abril 25, 2024

“TV Basura” y Libertinaje de Expresión

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“Peter Drucker anuncia el “fin del hombre económico” y Julian Huxley, siguiéndole, afirma que hemos entrado en la “era del hombre social”. El fin de la historia del hombre alienado, de la prehistoria humana, es el comienzo de la historia auténtica de la humanidad.”

Esta frase profética del Dr. David Juan Ferriz Olivares (1974) adquiere una especial relevancia en estos tiempos de despertar social. Y es que las marchas “Por la Cultura” y “Contra la Tv. Basura” (fechadas el domingo 22 y viernes 27 de febrero respectivamente) constituyen sin duda un despertar de la sociedad que reacciona –siempre dialécticamente- oponiéndose a la decadencia general enquistada especialmente en la televisión y en las políticas de los gobiernos. El sector mas pensante de la sociedad (en cualquier nivel) se ha cansado de la carencia de programas culturales y educativos de calidad en la televisión o, por lo menos, se ha saturado al ver tantos programas vulgares y poco edificantes invadir los horarios que aún están en el rango de “protección al menor”. Ha sido como una “olla a presión” llena de agua hirviendo y cuyo “vapor” por ahora ha encontrado un poco de escape en estas manifestaciones pero que seguirá acumulando descontento social hasta lograr cambios significativos en un proceso de desalienación humana.

Evidentemente para la concepción materialista reinante (concepción también económica especialmente la neoliberal) y sus defensores “racionalistas”, las personas no tienen más objeto que producir bienes para un “confort” o “estabilidad” material y -en esa concepción- el arte, la ciencia, la filosofía o la educación deben estar al servicio de estos fines descartándose (por la ley económica de oferta y demanda) todo aquello que “no interese a la gente”. Entonces lo que ha quedado son expresiones artísticas, educativas, científicas o filosóficas desnaturalizadas para personas alienadas (que han perdido el sentido de SER humanos o mejor aún HOMBRES y MUJERES verdaderos); es decir un ARTE (libros, programas, pinturas, música) para “entretener”, “adornar” o “divertir”; una EDUCACIÓN para producir buenos empleados o empresarios exitosos; CIENCIA y TECNOLOGÍA “vendidas” y destinadas casi exclusivamente a producir más y mejor los bienes materiales, y en fin: una FILOSOFÍA devenida del racionalismo cartesiano y de la economía del siglo XVIII y XIX que solo ve los hechos como fórmulas silogísticas brutalmente deshumanizadas.

Como tan bien lo ha hecho notar el Premio Nobel Alexis Carrel: “Las construcciones lógicas del espíritu tuvieron preeminencia sobre los datos de la observación y la experiencia. Se prefirieron las ideologías a los conceptos científicos. Hemos preferido a los claros y simples conceptos de la ciencia las lucubraciones del pensamiento filosófico del siglo XVIII. Las naciones democráticas desconocen el valor de los conceptos científicos en la organización de la existencia colectiva. Ponen su confianza en las ideologías; sobre todo en la ideología liberal y en la ideología marxista, esas hijas gemelas del racionalismo del siglo de las luces. Ni el liberalismo ni el marxismo se han basado en una observación exacta que haya agotado la realidad. Los padres del liberalismo, Voltaire y Adam Smith, tenían una concepción tan arbitraria e incompleta del mundo humano como Ptolomeo del mundo sideral. Lo mismo ocurría con los signatarios de la Declaración de la Independencia, y con los autores de la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano; lo mismo también con Karl Marx y con Engels. De hecho, los principios del Manifiesto Comunista, como los de la Revolución Francesa, son opiniones filosóficas y no conceptos científicos. Burgueses liberales y obreros comunistas comparten la misma creencia en la primacía de lo económico. Para nada tiene en cuenta el conocimiento científico que poseemos hoy de las actividades fisiológicas y mentales del ser humano y del medio que exigen estas actividades para desarrollarse de modo óptimo. Un conocimiento así muestra que LA PRIMACÍA CORREPONDE, NO A LO ECONÓMICO, SINO A LO HUMANO.”

De la misma manera que un padre o madre (no alienado por la ignorancia) no le permitiría a su niño –aunque se lo pidiera llorando- comer golosinas de azúcar refinado (porque sabe que malogran su salud integral) así los “padres de la patria” deberían defender los verdaderos valores HUMANOS.

Pero ¿Qué implica lo humano?, ¿qué significa realmente la elevación y edificación del SER? Y en ese sentido ¿Hacia dónde pues debe ir la cultura en general?

A este respecto aporta el Dr. Serge Raynaud de la Ferrière: “La EDUCACIÓN pretende CULTIVAR, es decir “formar” el ser viviente (ver: www.magnanet.org). Ella es esencialmente un “adiestramiento”, que se traduce por actitudes de respeto, hábitos de compostura, delicadezas de tacto…Un culto de los valores superiores, por donde UNA BUENA SOCIEDAD SE DESATA DE UN MEDIO AMBIENTE VULGAR. Y esos valores superiores son puestos fuera de discusión. Ellos caerían infaliblemente en descrédito si aparecieran como resultado de un cálculo o de un razonamiento. Sócrates “el razonador” –he aquí el tipo de filósofo plebeyo, en una época en la cual la aristocracia, en la ciudad ateniense, cayó en decadencia.”

Podemos en fin, enumerar algunos de estos valores Superiores: Sabiduría, CONCIENCIA SUPERIOR (espiritual no necesariamente “religiosa”) de la vida, COMPRENSIÓN de nuestro verdadero lugar y función en el TODO universal, solidaridad, MISIÓN TRASCENDENTAL, templanza, honor, veracidad, responsabilidad, pureza, dominio de sí mismo, amor al prójimo, heroísmo, etc.

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