En primer lugar, debemos partir por el significado de la palabra deforestar; según el Diccionario de la Real Academia Española, viene a ser el despojar un terreno de plantas forestales. Con lo referente a nuestra eximia Amazonía Peruana, es menester describir lo que dijo Richard Smith, director ejecutivo del IBC, que para la conservación de los bosques amazónicos en el Perú, se requiere de los esfuerzos para mejorar la gestión de territorios indígenas y áreas naturales protegidas se articulen a iniciativas que buscan un cambio de paradigma en el modelo de desarrollo nacional.
Si hablamos de cambio, todos lo requerimos de manera urgente, por ahí leí que la sociedad es como el mar para que haya cambios en el mar lamentablemente pasan siglos, no podemos esperar uno y mucho menos varios. La Amazonía abarca un total de 78’282,060 hectáreas de las cuales han sido deforestadas 1’415,595 hectáreas y de ese total solo el 25% corresponde a zonas donde existen Territorios Indígenas y Áreas Naturales Protegidas, nuestra Amazonía se está extinguiendo en demasía. Me pregunto, debemos tener paciencia?.
El territorio de la Amazonía peruana está cubierta en 23% por territorios indígenas y 20% por áreas naturales protegidas, además del 4% que corresponde a áreas donde se superponen ambas categorías, a junio del 2014, según la base de datos del Sistema de Información sobre Comunidades Nativas de la Amazonía Peruana (SICNA) tiene registradas 2,006 comunidades nativas, de las cuales 1,343 están tituladas, con una superficie demarcada de 11’689,647 hectáreas. Adicionalmente existen cinco reservas territoriales para pueblos indígenas en aislamiento o contacto inicial que suman 2’812,686 hectáreas.
Muchos gobiernos han disfrazado constantemente la realidad sobre la deforestación en nuestra sagrada Amazonía, se han destruido bosques por doquier que cuidan la biodiversidad. Si bien es cierto, la presente problemática se vino tocando constantemente, pero al parecer con objetivos que no tienen meta alguna, entonces, suena como algo utópico que el mañana será mejor para una Amazonía que cotidianamente la estamos perdiendo y por ende auto eliminándonos.
Me gustaría ver a mi Perú con vocación forestal, un País Ecológico, modelo a seguir, creo que describí una utopía, pero en fin, son mis deseos para que este espinoso problema se pueda menguar; debemos desarrollar políticas que busquen una lucha frontal, tenaz, y sin pavor alguno, luchar contra la deforestación es como luchar contra el terrorismo, ya que la muerte de un árbol, significa extinguir vidas y es la vida lo más sagrado que debemos cuidar. Para concluir podría describir que produce una inmensa tristeza pensar que nuestra Amazonía llora mientras que el género humano se burla de su llanto.