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viernes, abril 26, 2024

Contigo siempre NO, muchas gracias

Las decisiones más trancas, son las decisiones relacionadas a nuestra vida emocional, ahora, suelo ser más razonable y consciente de lo que hice en el pasado, está bien, hago mea culpa, fue divertido, además nadie me quita lo bailado. Pero la lógica y la razón deberían imponerse, mis emociones siempre estuvieron acostumbradas a estar atravesadas como palo de manzana de caramelo. Eso a veces lo hace difícil, pesado, confuso y otras, nos hace meter la pata.

Aquí va un pequeño listado de las razones para decir: “contigo siempre no, muchas gracias”. El principio básico: si no funcionó la primera vez fue por algo. Si uno auto proclama que justamente esa es la relación de su vida, también debería preguntarse porque era tan bacán y porque terminó. Es la clásica lista de los pros y los contras que hacemos para todo. Me conviene por esto/no me conviene por lo otro. Suena simple pero muchas veces, no resulta así.

1. Si te sacó la vuelta una vez, lo volverá a hacer. Seamos realistas, no estamos en Enero del 68´, estamos en el 2015. Las relaciones no vienen con garantía de amor, confianza, integridad y honestidad. Esto se trabaja cada día por el otro y por uno mismo. Recuerdo a una amiga que cometió el error de perdonar las 7,999 infidelidades de su novio de las que se enteró de un porrazo. Y por supuesto, tuvo su merecido. Volvió con él y la dejó por la infidelidad número 8 000.

2. La otra vez me escribió una lectora contándome que saliendo de una discoteca su enamorado en plena pelea la había insultado, ella lo había mandado al cuerno, es decir, había dado por terminada la relación. Pero pocos días después volvió el perro arrepentido, y ella ya estaba en la duda de si esto se repetiría o no. La verdad, yo descartaría de mi lista toda relación que se terminó por cualquiera motivo de maltrato: físico, verbal, emocional, etc. Es muy difícil que una persona agresiva pueda cambiar y si lo hacen, es después de un largo proceso. Y no olviden que así es justo como comienzan las historias de maltrato.

3. Si te dejaron por otra, es posible que retomar con ese pata es subirse en la ruedita del hámster. Ella, tú, ella, tú y todas las vueltas hasta que ustedes dos (o tres) lo dejen. Les aseguro por experiencia propia que este es el Titanic de la autoestima, no hay mejor forma de irse al fondo del mar que pasar que aceptar una relación en la que no tienes ni idea siquiera de si eres la firme o la otra. Lo más bajo de lo bajo.

4. El que no te hace feliz. Este es un caso común, quizás el más popular de todos. El peor es nada o la peor es la nada. Se trata de las típicas relaciones donde no hay amor, más bien costumbre, cierto cariño, sexo muy ocasional y con pocas ganas.

Está demás decir que esta relación no es muy justa para ninguna de las dos partes, nadie merece ser, creo, el segundón de la vida de nadie. Uno se termina aburriendo, para compañía mejor comprarse un libro, un perro o salir con amigos y disfrutar de la vida.

5. No nos llevábamos bien. ¿Y qué te hace pensar que ahora sí? La otra vez fui a cenar por el cumpleaños de una amiga y me tocó sentarme en el sitio en el que nadie quiere estar: al lado de la pareja que no para de pelear. ¡Dios, sáquenme de acá! Me quedé sin salsa de tamarindo para mi chifa, sin hielos para mi agua con gas, hasta casi me quedo sin poder ir al baño por no poder interrumpir el pleito interminable.

Ok, en todas las relaciones se discute, es la única manera de resolver conflictos, problemas y llegar a acuerdos, pero también creo que esas cosas tienen su momento y su lugar, y si un bueno, no puede controlar querer mandar al cacho a alguien se levanta y se va. Pero esta gente a la que únicamente parece unir la pelea eterna, es una cosa que yo no entiendo. Y estadística mente estos son los que con más velocidad están/vuelven/están/vuelven. Me canso ahorita de solo pensar en estar con alguien para pelear.

Ya vieron la cantidad de motivos para decir, contigo siempre NO, muchas gracias.

Y sí, muchas gracias, por alejar a los lobos del camino, aunque de vez en cuando se escuchen silbidos y besos en la nariz.

Hay mil motivos, mil razones. Si me preguntan prefiero al que yo elijo, no al que quiera que lo vuelva a elegir…

Y por último, si les toca uno así, solo díganle, “que te aguante tu madre”….

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