Mercados, autobuses, energía. Los cambios pequeños que generan grandes transformaciones…

Por: Lenin Quevedo Bardález

Otra de las diferencias grandes que existe entre las ciudades de la región San Martín y Loja son los mercados. allí, a diferencia de en los nuestros, no hay basura en los pasillos y sobre todas las cosas, no hay malos olores, menos aun en donde se vende carnes.

La razón para que todo funcione tan bien, es que en el mercado, cada puesto, sea de lo que sea, tiene un refrigerador, personal con uniforme y además lavatorios para que todos los productos sean lavados.

No hay frutas que llegan a ser colocadas de la manera en la que el propietario quiera. La disposición es igual para todos. Frutas lavadas, limpias, sin ningún saco cerca. Eso da un aspecto no solo limpio, sino que además bello; las frutas terminan siendo adornos del lugar.

De la misma manera, están dispuestas las flores y demás productos. Este mercado, más tiene pinta de primer mundo.

En las afueras encontramos los depositarios de la basura. Mientras que en uno va la basura orgánica, en otra se coloca la basura inorgánica. La separación viene desde la fuente pero la cosa va mucho más allá.

En los hogares

Sucede que en Loja existe un convencimiento en la población de que deben aportar para la mejora de su comunidad y así lo hacen.

Allí, cada poblador tiene en su vivienda un recipiente de color negro y otro de color verde. Mientras que en el negro va todo lo inorgánico (como botellas, vidrio, cartones y demás), en lo verde va la basura orgánica (fundamentalmente restos de comida).

De esta manera, el basurero pasa los lunes miércoles y viernes recogiendo la basura inorgánica y los que sobran recogiendo la basura orgánica.

Otro detalle importantísimo es que los basureros no son esas entidades escandalosas que llegan hasta los barrios a las cinco de la madrugada para atormentar a los vecinos, como si viviésemos en un gueto (es decir con pandilla). Muy por el contrario, se trata de un penetrante silbido que entona una pegajosa melodía, la misma que no interfiere con la tranquilidad de la comunidad, en la que además los claxón de los vehículos tampoco suenan como por acá.

Sin ninguna duda, la educación se ha sobrepuesto a las malas costumbres y ese es un gran avance.

El mercado además tiene un subterráneo que sirve para el estacionamiento de vehículos, evitando de esta manera la aglomeración de los mismos. Hecho que demuestra que pensaron bien, antes de causar con una infraestructura nueva, mayor aglomeración de vehículos.

Los buses

Pero el cambio va más allá. En esta ciudad, se hizo lo que en Lima hace cinco años. El transporte es municipal, manejado por una empresa al estilo del metropolitano de Lima, lo que garantiza calidad en el servicio.

En esta ciudad, de esta manera se disminuye la polución.

Las bicicletas.

Otra de las innovaciones que nos han dejado estupefactos son “los viernes en bicicletas”. Es un día a la semana en la que los empleados públicos se ven obligados a manejar este vehículo que no solo disminuye la polución como consecuencia de la contaminación ambiental, sino que además la de las arterias al oxigenar la sangre.

Pero si de luchas contra la contaminación existen en Loja, la alternativa de energía eólica (a través de modernos molinos de viento), es sorprendente.

Allí la energía no se produce a través de combustibles fósiles en su totalidad, sino que se apoya de la otra energía.

Así, de esta manera, la ciudad, que consume 32 gigabatios, solo requiere 16 adicionales. Y son apenas 11 los “ventiladores”. Simplemente imponente.