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sábado, abril 20, 2024

Cárcel o botadero de seres humanos

En principio, en mis 28 años de abogado defensor y consultor Lima-Perú, jamás hice nada para que alguien vaya a la cárcel, nunca hice nada para que alguien sea condenado; más aún estoy en contra de las penas altas y el facilismo del encarcelamiento del ser humano, el mismo que a la luz de los hechos no ha, ni solucionado nada. ¡No se puede seguir reduciendo la justicia social a la “justicia penal”! ¿Por qué mejor en vez de subir las penas, no nos preocupamos por los miles de jóvenes condenados a la desocupación o a los salarios de hambre?. ¡LOS IMPUESTOS NO PUEDEN SEGUIR UTILIZANDOSE PARA ENCARCELAR A LA GENTE QUE NO INCLINA LA CABEZA Y LAS RODILLAS!

Penas altas y cárceles llenas, sin embargo las calles se han vuelto un manicomio, cualquiera puede ser asaltado, incluso en pleno cumpleaños o luna de miel. La delincuencia ha aumentado. ¡La cantidad de ricos se ha triplicado, pero la cantidad de pobres se ha quinto duplicado! ¡Pareciera que los grupos de poder económico combaten su hambre, comiendo a un pobre!. Pareciera que el Estado se hace a cargo de los ricos y de los pobres DIOS. La cárcel y las penas altas no pueden seguir siendo terapias de los pobres. Los llamados pobres, también necesitan la riqueza, el poder político y cultural, el conocimiento científico y la alta tecnología. La mayoría de los medios de información no pueden seguir engañando en sus páginas y noticieros; cuando los ladrones son de familia adinerados, no son ladrones, si no cleptómanos. Del mismo modo cuando el robo de los fondos públicos por los políticos corruptos, responde al nombre de enriquecimiento ilícito, pero cuando roban los pobres, se les llama asalto y robo.

Las cárceles no pueden seguir siendo el botadero de la sociedad y mucho menos puede ser el lugar donde la sociedad esconde sus errores y repara sus culpas, sin tener en cuenta que el ser humano jamás es un ser terminado. ¡Siempre hay que darle una oportunidad de volver a la sociedad, de vivir, de rehacerse!

Dándole una nueva oportunidad, podremos rescatar, ya que el ser humano, reiteramos nunca es un ser acabado. Precisamente por ello en mis 28 años de abogado defensor y consultor, siempre he tenido la difícil tarea de sacar inocentes o con la pena suspendida a cientos de personas, pero nunca he tenido la misión de meter a la cárcel a nadie.

A manera de reflexión, permítame Ud. transcribir la siguiente literatura titulada: “Canción Africana”; “cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Ellas saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres encuentran la canción, la entonan y cantan en voz alta, luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás, a todo el pueblo.

Cuando nace el niño, la comunidad y el pueblo se junta y le canta su canción. Luego, cuando el niño va a comenzar su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, nuevamente se juntan todos y le cantan. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción en voz de su pueblo. Finalmente, cuando el alma va irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama y del mismo modo que hicieron en su nacimiento, le cantan su canción para acompañarle en el viaje.

En esta tribu Africana, hay una ocasión más en que los pobladores cantan la canción; si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto antisocial, se le lleva al centro del poblado y toda la gente del pueblo forma un circulo a su alrededor, para cantarle una vez más su canción.

La tribu sabe que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo, sino el amor y el recuerdo de su verdad identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada malo o dañar a otros. Los amigos conocen tu canción, y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que a veces muestras a los demás. Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo, tu totalidad cuando estas quebrado, tu inocencia cuando te sientes culpable, tu propósito cuando estas confundido”.

Espero haberles cautivado, para que desterremos las penas altas, las críticas y que las cárceles dejen de ser un botadero de seres humanos.

Volveremos en cualquier instante y gracias por practicar nuestro lema debidamente inscrito en Indecopi; “la mentira corre, pero la verdad la alcanza”.

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