Pedro Pablo Kuczinsky prometió en medios de comunicación nacionales desprenderse de su nacionalidad norteamericana antes de ser presidente de este país. No lo hizo, ni siquiera porque podía conseguir el cargo. Y si hubiese ganado, habría ganado con mentiras a las que, revisando su historial, uno se da cuenta que está acostumbrado.
También escapó del Perú en la maletera de un automóvil, situación de la que no puede estar orgulloso, pues si escapó es porque su nombre se encuentra entre el de los personajes que perdieron la página 11; una traición a la economía nacional, de aquellas que forjaron un país sumiso y agobiado por la pobreza.
Este es el mismo que ha firmado una Carta de Intención con el Fondo Monetario Internacional, comprometiéndose a no mover un “dólar” a favor de la salud y la educación en nuestro país cuando fue ministro de Alejandro Toledo. Es decir, sometiendo al Perú a la pobreza y a una paupérrima educación, que nos ubica apenas por encima de Haití, del que no huelgan más descripciones.
Es el mismo señor, al que alguna vez entrevisté y no encontraba ningún perjuicio en que el Grupo Romero haya destruido miles de hectáreas en esta región, sin respetar el Estudio de Impacto Ambiental. “Si es que traen progreso”, justificaba, cuando se le hablaba del cambio de uso ilegal que se hizo de tierras protegidas a tierras de aptitud agrícola.
Es el mismo personaje que refirió sin ningún asco que el terremoto en Japón del año 2011, que mató a más de mil personas y contaminó el mar con deshechos radiactivos, “no había sido tan grave como pensaba” y que iba a generar el impulso económico que Japón requería para salir del estancamiento en el que se encontraba.
La conducta de un verdeposeído, la estremecedora maquinaria de ambición sin freno, con el dejo norteamericano de aquellos que matan y permiten la muerte en Irak, Irán, Siria, Libia. Un gringofílico que justifica la destrucción de todo, en nombre del papel dinero.
Ese es Kuczinsky, a quien el peruano promedio, aquel que fue traicionado con la página 11, a quien le negaron educación desde el FMI, aquel ajeno a los negociados de los políticos con el Grupo Romero, aquel que observa cómo felicitan a Dios por mandar un terremoto de consecuencias horrendas; le dice el menos corrupto de los políticos. Obtiene un increíble 4% de confianza, de peruanos que creen que es honesto. Y es que a los peruanos nos han embrutecido tanto que somos casi como la caperucita visitando la casa de la abuela. ¡Y lo aun más grave, es que Fujimori obtiene el 2%!