La forma cómo se desarrolle la segunda ronda electoral para elegir al nuevo presidente del gobierno regional, demostrará el verdadero talante de todos, pero más de Víctor Noriega Reátegui y de Pedro Bogarín Vargas. En verdad, cómo ellos se comporten y lo que hagan los que están en el entorno del candidato no será más que la expresión del real talante de ellos dos. Porque son ellos los que dan las instrucciones y los procedimientos a seguir, y es ahí donde se conoce al hombre en su real dimensión; o sea, de su permisividad y su tolerancia, de su honestidad y de su honor. Del candidato dependerá la puesta en marcha de los juegos sucios o de la conducta correcta. Yo votaré por la propuesta que creo correcta y por quien se conduce adecuadamente.
De nada valdrá que el candidato quiera vendernos la imagen de una persona honesta e incorruptible; de ser un amoroso padre de familia; que carga a los niños y abraza a los ancianos. Porque hemos visto por doquier a políticos atorrantes que en sus espacios naturales no dan ni la hora, y, de repente, se presentan exultantes, amigables, ecuménicos. Y aquí entra lo que esperamos de un político: su autenticidad, que es uno de los valores que poco se exigen. Si a pesar de la imagen que intenta proyectar, cae en la iniquidad y permite todas las asquerosidades por ganar una elección, entonces todos corremos peligro. Incluso los que se encargan de lavar los trapos sucios.
La segunda y última ronda electoral es la oportunidad en que los candidatos nos demostrarán si podemos confiar en ellos para continuar con el desarrollo sanmartinense. Ya no se trata de que tengan sus propios planes de gobierno, que ya sabe son cuentos chinos, y no hay que creer mucho en esos documentos, muchos de ellos como si fueran trabajos encargados de estudiantes de primaria, y hasta resulta una necedad hacer una cuestión de Estado por ellos. Porque un plan de gobierno puede “aguantar” de todo y no necesariamente el candidato lo va a cumplir, si ya tenemos horizontes y objetivos estratégicos. Así que, amigos, insistamos en sus compromisos con el desarrollo y evitar que la región San Martín sea a futuro un escenario devastado. Por ello, nada más vital que poner de alto funcionario de la Autoridad Regional Ambiental, a alguien con convicción y no a vendedores de cebo de culebra (*) que desinforman y manipulan al poder político, insisto.
Quiero permitirme poner en el debate de la actual agenda política el tema de la carretera Moyobamba a Balsapuerto. ¿Es viable una propuesta como esa? Si no estoy mal informado, Mardonio del Castillo Reátegui, a quien aprecio y respeto mucho, habría estado insistiendo, cuando no promoviendo la construcción de esa nueva vía. ¿Tendría Estudio de Impacto Ambiental, cuando sabemos que estos estudios son como los Planes de Gobierno; o sea, otro saludo a la bandera? ¿Se han analizado los riesgos, cuando no la destrucción que vendría, si es que no estamos preparados para acciones concretas de mitigación y los que dirigen la política ambiental mucho cotorrean? Fijémonos nomás en la carretera Moyobamba-Tarapoto, para darnos cuenta que no funcionan: ni la Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones, ni los alcaldes provinciales y distritales…menos la autoridad ambiental.
Y aun así, hay imbéciles que siguen creyendo que a la empresa privada no se le puede obligar a cumplir con las normas ambientales. ¿Qué opinan sobre ello, señores candidatos?
(*) Prefiero la grafía cebo de culebra a sebo de culebra. Los gramáticos podrían enseñarnos.