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miércoles, abril 24, 2024

Eliminemos las elecciones municipales

Desde hace buen tiempo estoy planteando que las elecciones municipales deben ser eliminadas como mecanismo para elegir a las autoridades municipales, porque la experiencia de estos últimos procesos nos demuestra que ha fracasado el procedimiento de elegir a los alcaldes por votación “popular”. Las elecciones municipales han devenido en perversas, cuando ya es común alterar la voluntad popular para llegar al palacio municipal. Es probable que se gasten hasta casi un millón de nuevos soles para querer sentar el trasero en el sillón municipal por cuatro años. De una “democracia” hemos pasado a una plutocracia, pues un correcto ciudadano no tendría dinero ni para pintar con propaganda la pared del vecino.

Las intenciones protervas para intentar revocar a Susana Villarán, en Lima [recordemos que por ahí andaba Mulder, como parte de su rol]; lo ocurrido en Chiclayo [¡horror de horrores!]; las denuncias de irregularidades y de lo que habría pasado en el Alto Huallaga, son los ejemplos visibles de un proceso político que se ha corrompido, se ha degenerado y que ha perdido su real sentido, lo que no pudo presagiar Fernando Belaunde Terry, cuando en su primer gobierno democrático restituyó la elección de los alcaldes por voto popular. Los que participamos en él entramos en una vorágine manejados por operadores que han hecho de los procesos electorales el escenario para sus intereses, de donde, con excepciones, sale una persona honrada y honesta.

¿Acaso no éramos felices con gobiernos municipales de miembros designados a dedo, aunque el poder central designaba a sus partidarios? Entonces, perfeccionemos un sistema para elegir autoridades municipales en donde no participe ese poder, ni las mafias políticas, pues, muchos partidos y movimientos son propiedad de unos pocos. Se buscaría, entonces, eliminar a esos factótums que se creen los ilustrados en el quehacer político; o sea, a esos hábiles manipuladores de la política y que viven de la política. De este modo tendríamos nuevos rostros y se elegiría en función al mérito, y ya no al que tiene mucho dinero.

Eliminado las elecciones municipales –que no tienen nada de democráticas—se prescindiría también de ese infame procedimiento de las revocatorias, y de esas permanentes intenciones de vacar a las autoridades. Esa manera de vivir la política, con “especialistas” pontificando y con la eterna amenaza de revocar a los alcaldes, no es sino el síntoma de un país políticamente realmente enfermo. Sí, el Perú es un país enfermo, por causa de políticos sicópatas que se creen con derecho de estar en vitrina de manera permanente [ya podemos adivinar a quiénes nos referimos].

Retornemos a la época del Buen Vecino, para elegir a un ciudadano auténtico, honesto y propositivo, porque en el sillón municipal queremos a alguien que realmente nos represente, y que sepa escuchar. Porque no queremos a sordos ni a analfabetos.… Pero hay muchos intereses en juego, amigos….Felizmente tenemos también buenos políticos, y pocos ganan las elecciones. Aun así, ellos son nuestra única esperanza.

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