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martes, abril 23, 2024

Moyobamba tiene un hospital de contingencia de superboard

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Moyobamba. Tener un hospital de superboard (contingencia) por más de dos años y medio no suena a chiste, es un cruel tratamiento que le están dando los funcionarios del Proyecto Especial Alto Mayo a los miles de pobladores de las provincias de Rioja y Moyobamba.

Mientras espero que me atiendan. Como si estuviera esperando un camión que me lleve a un pueblo, porque parece un mercado, pasan por mi lado dos personas empujando un carrito por medio de la multitud con la comida de los enfermos que hay dentro. Una de ellas trata de que las ruedas no se atasquen en los huecos del salón y que no golpeen los platos y se rieguen en medio de los ir y venir de la gente.

Las personas se aglomeran por un ticket de atención, luego corren hacia unas ventanillas en donde les entregan la confirmación de su atención.
Haber invertido 107 millones de soles y ahora decir que se van a necesitar cerca de 37 millones de soles más y no sonrojarse nada, nos hace pensar que no estamos ante personas, sino robots. Este desprecio por la necesidad de los más pobres, por la salud, por la vida, es síntoma del grado de descomposición al que se ha llegado en esta institución, dónde está el paradero de cientos de millones de soles, nadie sabe qué fin han tenido.

En medio del barullo, dos niños juegan inocentemente en una alcantarilla que cruza por medio del hospital de superboard, no tienen rejillas, llenas de basura y aun más no deberían estar allí. Los médicos y enfermeras hacen su trabajo como si se tratara de un lugar devastado por la guerra, los techos crujen por la presencia de gatos que corretean, pero la cosa no preocupa, hay que salvar la campaña política decían los funcionarios, con el alcalde electo incluido, la cuestión es llegar, ser elegido y que la gente se siga muriendo.

Me lavo las manos, pero antes tuve que esquivar a un recién operado que estaba dormitando en una camilla en un pasadizo, con un suero al brazo, pero cerca a unos servicios higiénicos con ducha y, un lavabo, los enfermeros también hacen lo mismo que yo, se lavan y se cambian de guantes ante la presencia no de uno, si no varios enfermos, que se tapan la cara.

La polémica desatada en torno a esta paralización de la construcción del Hospital del Ministerio de Salud en Moyobamba, tenía un fin: ganar el campeonato nacional de quién miente más, quién se sacude de las responsabilidades o a quién se hecha la culpa de todo este problema. Pero nadie asume responsabilidades.

Explicar a la gente que fue culpa del proyectista, que fue al mismo tiempo supervisor de la obra, no tiene razón, la gente quiere su hospital para que no se siga muriendo, decir que fue culpa de los gerentes tampoco tiene asidero para el común de las personas. La gente quiere su hospital, por eso no se traga el cuento de las explicaciones dadas.

Poner a la ingeniera como parapeto para mentir, los intereses privados por encima del valor de la vida de la gente pobre no tiene perdón, explicar en lenguaje difícil, ya bordea lo irracional, cuando es simple, hasta ahora no tenemos un hospital que tuvo cientos de millones de fondos.

Un motor de luz golpea los tímpanos de los enfermos, un cesto de basura cerca de una cama, una camilla rota sirve de cama a los enfermos, un aparato para medir las pulsaciones cardiacas, aunque ustedes no lo crean, funciona por horas, por lo vetusto. Esa es la realidad de este hospital del Alto Mayo.

Pareciera que se han invertido 107 millones de soles en una infraestructura para un hospital para que la gente lo vea, se sienta feliz por un edificio de esta magnitud. Se tome una foto para la postal.
Sin embargo, pudimos comprobar que hay una rabia contenida, no sólo en los pobladores sino también en los mismos trabajadores del sector Salud. (Alfonso Delgado G).

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