A una semana que culminen las campañas de las elecciones, los ciudadanos dejaremos de vernos invadidos de publicidad, por fin.
Lo digo así porque es imposible sentirse contento cuando, por ejemplo en mi último viaje a través del río Huayabamba, en lugares increíbles uno veía, por ejemplo, la cara de Manuel Aguilar. Todos los puertos casi tienen una imagen del candidato acciopopulista y uno se pone a pensar, ¿tanto desprendimiento?
Asimismo, piedras pintadas en medio del camino por el río sorprenden. No entiendo cómo al lado de un rápido del camino puede estar una pinta de Alianza Para el Progreso.
Pedro Bogarín no se queda atrás. Uno llega a la conclusión tras ver estos asuntos de los dos que supuestamente están primeros, que en verdad solo con plata se ganan las elecciones. Solo ganando las elecciones esta plata se recupera.
Por eso, seguiré estando del lado de la opción, el que gasta menos, es el que menos compromisos hace y el que con caballo menos tentador avanza.
Lo cierto es que nos dejan las elecciones. Periodistas contentos por haber hecho una buena pesca, candidatos arruinados al no haber ganado las elecciones, realidades confrontadas. Lo que es po mí digo: basta de tanto circo…