Lo que pasa en la Universidad Nacional de San Martín ya es algo muy grave. Más aun cuando existe cierta sospecha que el Poder Judicial se encuentra atado de manos (con su consentimiento), porque sus principales jueces son docentes universitarios y en el caso de Edward Sánchez, hasta sancionados por no emitir rápidas sentencias en casos escandalosos.
Hasta cuándo va a seguir esto. ¿Hasta cuando tendremos que enterarnos de hechos que agreden la conciencia ciudadana de formación de valores en la universidad? ¿Cómo es posible que asciendan de nivel de esta manera docentes que seguramente no tienen los pergaminos para alcanzar los cargos? ¿Cómo pueden estos docentes que alcanzan así el cargo hablarle de ética a un estudiante? ¿Cómo un juez alcanza de esa manera el cargo de docente y debemos confiar en la administración de la justicia?
Mientras los días pasan me entero de barbaridades en todas las instancias, del tipo que estamos viendo en los últimos días y llego a sentir asco de la realidad de nuestra región, del grado de cinismo de la sociedad en general, de cómo desde periodistas hasta funcionarios hacen su parte para destruir lo poco que queda de dignidad y autorespeto. Esta es la verdadera tragedia de este tiempo: nuestra indolencia